La noticia del año no hubiera terminado con la muerte de El Chapo. Al contrario. La “misión cumplida” con la recaptura presumida por el Presidente de la República –festejada a destajo por el aparato oficial– hubiera dejado una sombra larga de sospecha y una enorme lista de pendientes incómodos… por decir lo menos.
El marino que desde un helicóptero tuvo encañonado al criminal dos días después de la “cumbre” de Cosalá –con la Kate, el Penn y “los peludos”– no podía disparar al criminal. De lo contrario, junto a la tumba de El Chapo –y de la gente inocente que en ese momento lo escudaba– se habría erigido un monumento a la perversión del Estado para silenciar la verdad detrás del narcotraficante más peligroso del mundo.
El Chapo vale más vivo que muerto… y ahora tiene la palabra.
El líder del Cártel del Pacífico no cayó solamente por una serie de calenturientos mensajes escritos con letras de amor platónico; la “sopa” que soltaron los 23 detenidos luego del escape el 11 de julio llevó a la Marina a dar con rutas y escondites del capo prófugo… y “coronar” la “vuelta” de un arduo –y sinuoso– trabajo de inteligencia.
Ahora toca a la PGR ofrecer resultados creíbles, prontos y expeditos para desenmarañar las redes de corrupción, poder e influencia que hicieron posible la leyenda del mayor narcotraficante de la historia.
No importan las preguntas de Sean Penn, ni los eventuales negocios cinematográficos de Kate del Castillo; en el pecado protagónico llevan –y llevarán– su penitencia. Lo importante ahora son las respuestas de El Chapo para saber ¿cuánto dinero tiene? –¿cuántas fincas, aviones, barcos, lanchas y submarinos?– ¿cuánta droga traficó?, ¿quienes son sus cómplices –políticos, financieros, religiosos y militares–?, ¿a cuánta gente ha matado?
La noche triste de Miguel Osorio Chong quedó atrás. Nunca olvidará cuando sentado a la mesa de un bar londinense tuvo que pasar el trago más amargo de su vida tras enterarse de la fuga “imperdonable”.
El titular de SEGOB entiende que este es el momento –y “su” momento– para demostrar que los errores del pasado fueron enmendados; presumir la fortaleza de las instituciones ¿y ufanarse de las dos capturas del peor enemigo público?
Sí, El Chapo es una “joya”, por eso no apremia extraditarlo; primero hay que “exprimirlo”…
EL MONJE ESPECTANTE: No se pierda el próximo domingo la verdad de las mentiras que contará Kate del Castillo, la “ermoza” –sin hache y con zeta.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com