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GUADALAJARA, Jal., 11 de abril de 2020.-En una Catedral de Guadalajara con puertas cerradas por la Emergencia Sanitaria del Covid 19, la noche de este Sábado de Gloria, el Arzobispo tapatío, José Francisco Robles Ortega encabezó la Misa de Vigilia Pascual.
Durante la homilía, el prelado señaló que una enseñanza que ha dejado la pandemia es que la enfermedad y la muerte no distinguen nacionalidad, raza, riqueza o pobreza.
“El virus nos hace tomar conciencia de que esta enfermedad no respeta las distinciones, las clases, los niveles que nosotros ilusoriamente, injustamente hemos establecido, este virus nos recuerda que todos somos iguales, ante la enfermedad, ante la muerte”.
Aprovechó para cuestionar cómo es que ahora esas grandes potencias del mundo que quieren legalizar la eutanasia, la muerte asistida, hoy precisamente lloran la muerte de miles de adultos mayores que son los más afectados por este coronavirus.
Lamentó que en ocasiones los seres humanos estamos tan aferrados a las posesiones materiales en esta tierra y hemos sido tan ambiciosos que olvidamos que el destino final y el origen en Dios.
“Establecemos que un sector tiene un valor superior a otro sector, que un país porque lo calificamos y lo consideramos desarrollado vale más que otro país que está subdesarrollado y tristemente explotado.”
Dijo que la ambición del hombre ha llevado a dañar nuestra tierra, nuestro ambiente, nuestro planeta sin consideración, sólo por la intención de poseer.
Robles Ortega hizo un llamado especial en la Misa de Resurrección por aquellos enfermos de Covid 19, pidió que reflexionemos sobre el vecino, el hermano, el compañero que antes ignorábamos y que ahora que estamos en aislamiento social quisiéramos abrazar.