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CIUDAD DE MÉXICO., 7 de mayo de 2016.- Conseguir comida digna en La Gran Familia no era cosa fácil. Si los niños no querían alimentos podridos tenían que trabajar en las tareas que les asignaba Rosa Verduzco, Mamá Rosa, para ser retribuidos con un “vale”, una pequeña hoja de papel con la firma de ella, que era válido en el albergue a cambio de los víveres en buen estado que le eran donados; justo como en las tiendas de raya, publica El Universal.
Juan Carlos trabajó como albañil para poder comer, y su hermano Pablo pasó la mayor parte del tiempo alimentándose de cosas en pésimo estado, los chilaquiles rancios con cucarachas, por ejemplo.
Quizás por eso ambos hermanos sueñan hoy con estudiar gastronomía, para dejar atrás el sabor de las cáscaras de piña que a veces tenían que comer. Se alimentaron tan mal durante tanto tiempo que hoy se dicen inmunes a todo y no recuerdan la última vez que enfermaron.
Juan Carlos intentó fugarse dos veces y Pablo fue liberado junto con otros 458 jóvenes en el operativo policiaco realizado en julio de 2014.