Presentan programa del Maratón Internacional Guadalajara
GUADALAJARA, Jal., 26 de diciembre de 2015.- Los resultados emitidos por distintos expertos de la salud sobre el consumo de carne de res y cerdo y su relación con el cáncer, no debe interpretarse como la prohibición de carnes rojas y procesadas, pero sí como un llamado a la disminución en cantidades y frecuencia de consumo.
Lo anterior lo explicó recientemente la doctora Graciela Caire Juvera, investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, de acuerdo con la agencia de información de Conacyt.
La especialista informó que a este tipo de carnes se les sitúa en el Grupo 1 de la clasificación de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), donde se encuentran las sustancias más peligrosas para la salud, por ejemplo el humo del tabaco, el alcohol, el plutonio, el aire contaminado, el asbesto y las radiaciones ionizantes.
Sin embargo, la investigadora del CIAD detalló que ello no significa que tengan la misma peligrosidad, pero resaltó que se les ubicó en el Grupo 1 «porque es contundente el resultado de que su consumo diario y en cantidades elevadas puede causar riesgo de cáncer de 18 por ciento con respecto a las personas que no los ingieren»; un porcentaje menor comparado con riesgo que causa el cigarro, el alcohol o el plutonio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en las últimas semanas un dictamen en el que se ubica a las carnes procesadas (embutidos) en el tipo de alimentos “carcinógenos para los humanos” y a la carne roja (cerdo, vacuno, cordero, cabra) como “probablemente carcinógena”.
Esta clasificación, elaborada por científicos de diez países del IARC generó alarma en todo el mundo pues señala que este tipo de carnes se asocian con una mayor incidencia de cáncer colorrectal y una asociación positiva con el cáncer de estómago.