Leonel García pone en el reflector a Spotlight
GUADALAJARA, Jal., 25 de septiembre de 2023.- Pablo Larraín es uno de los directores del mundo más conocidos y una bandera de Chile en el exterior de su país. Tras los 50 años del golpe de estado en Chile, el Festival de Cine de América Latina de Biarritz (Francia) ha querido homenajear a Pablo Larraín pasando varias de sus películas sobre el tema: Santiago 73, Post Mortem, o El Conde (premio mejor guión en la Biennale de cine de Venecia 2023).
Con su última película El Conde, representa a Pinochet aún vivo en la actualidad, pero es también una representación del cine sin miedo que le caracteriza y que cada vez más se vé en otros países hispanoamericanos. Personajes históricos de Colombia, México, Argentina… que pertenecen a una clase que se cree superior, impune, inmortal, como el propio protagonista de la película El Conde, comiendo los corazones (o las ilusiones en la vida real) de sus ciudadanos. Muchos parecidos con la historia de países americanos y europeos.
La charla en el homenaje ha tenido lugar en la antigua estación de tren de la ciudad, Gare du midi, con Jean-Christophe Berjon (director del festival de cine de Biarritz), y decimos charla, porque Larraín detesta las entrevistas “pretendo que el contenido de una película esté en la película, entonces es la paradoja más grande de venir a hablar de algo que quizás ustedes no han visto”, declaró al inicio del evento.
La película creó mucha controversia en Chile en los primeros días de su estreno en Netflix, entre otros motivos por el toque cómico que pudiera dar a entender que se está dulcificando al dictador “yo creo que la comedia es un dispositivo”, comentó al respecto el director ”que produce y permite que aparezcan cosas más ambiciosas, o ideas en torno a la búsqueda de una manera más poética de narración, a la búsqueda de una reflexión histórica, humana, …creo que el cine puede ser esa gran máquina del tiempo, ese gran absurdo, el cine puede usar la comedia para decir muchas otras cosas”.
Larraín es conocido por dejar retratos de personas relevantes en el mundo, como Jackie (Kennedy), Spencer (Lady Di), Neruda (Pablo)…quienes dejaron huella en su momento pero con quienes el cine logra que ese recuerdo sea perpetuo: “Creo que si dejamos un testimonio, aunque sea solo no, aunque sea muy abstracto y breve, algún sentido tuvo haber hecho este ejercicio”, comentó al respecto Larraín.
En el homenaje estaban los hijos del director, la madre de sus hijos Antonia Zegers, y uno de sus actores preferidos, Alfredo Castro. La familia y el grupo son muy importantes para el director chileno, quien confirmaba que “el cine hace que haya un grupo de artistas, de actores, que podamos desarrollar juntos ir desarrollando una manera de entender nuestro país y su destino, y eso, que sea en comedia o no, es irrelevante, es una manera que se escoge para poder decir algo, para poder protegerse, para poder gozarlo” continuaba diciendo que “somos un poco como una compañía de circo que queremos crear conciencia a partir de su trabajo, sin enseñar nada pero sí generar una conciencia y dejar un testimonio”.
Alfredo Castro dijo durante el evento que “el tema en los que ha trabajado en los film en los que hemos trabajado juntos, es la impunidad”. Sobre lo que Antonia Zegers reforzó aseverando que Pablo Larraín “no tiene miedo, y es muy importante…creo que el arte lo que nunca ha hecho cuando es potente, es pedir permiso, sino que se ha encargado de correr las líneas de conversación, a veces de manera escandalosa, pero a corrido históricamente las líneas de lo que se puede y no se puede para los que no hacen arte, y creo que Pablo ha corrido muchas líneas en la historia del cine”.