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Duele a Eden Muñoz Mi primer día sin ti
GUADALAJARA, Jal., 29 de septiembre de 2023.- “La vida es como andar en bicicleta. Si vas muy rápido te vas a perder de muchas cosas y si vas muy lento puedes caerte. La vida se trata de encontrar el ritmo constante”, es el consejo que le dan a Mauro, el persona principal de Corteo, esta puesta en escena del Cirque Du Soleil que arrancó funciones la noche del jueves en la Arena VFG.
Tuvieron que pasar 8 años para que este majestuoso espectáculo regresara a Guadalajara y aunque es por una corta temporada, del 25 de septiembre al 1 de octubre, los tapatíos podrán disfrutarlo.
En entrevista exclusiva para Quadratín Jalisco, Marcelo Perna y Victorino Luján, dos de los actores principales, cuentan un poco de este regreso.
“Pueden esperar un show tan bonito como el que hicimos en 2015 en carpa, pero un poquito distinto por las condiciones técnicas en la arena, distintos algunos números que traemos acá al 2015, sustituidos por otros, pero el show sigue siendo muy bonito, muy poético en el que se habla de la muerte de una manera muy poética, divertida y romántica”, cuenta Marcelo.
En México vemos la muerte de una manera distinta al mundo. No es el fin de una vida, es el paso a algo más, pero también, de alguna manera nos burlamos de ella. En Corteo hablan de este tema de una manera también muy particular.
“En Corteo tocamos un funeral que también rescata lo que es la celebración de la vida y lo que es la vida de estos artistas en el circo durante tanto tiempo y cómo ellos se muestran en el escenario, cómo van contando esa historia”, platica Victorino.
Ambos artistas juegan un papel muy importante. Marcelo es el Payaso Blanco, pero también tiene la función de sustituir a Mauro, pero su “personaje Payaso Blanco es como si fuera el gerente de la carpa, pero es un amigo de Mauro, el payaso principal. El Payaso Blanco siempre está intentando en poner orden en el escenario, pero la gente no le hace mucho caso, pero lo intento (ríe)”.
Mientras que Marcelo Perna es el mejor amigo de Mauro y quien le impregna un toque muy cómico a esta obra.
“Mi personaje es el del mejor amigo de Mauro, el personaje principal de la historia y yo comparto algunos momentos de rutina humorística, pero a la vez también me toca tratar un tema sensible cuando me toca encontrarme con mi amigo en su lecho. Es como si se despierta después de que pasó todo el funeral y yo soy el que llega al último y me abrazo con él como para transmitirle todo ese afecto”.
Revelan que aunque la estructura de la obra es la misma, sí han tenido la oportunidad de adaptar sus personajes y sobre todo de improvisar cuando surge algo interesante con el público y logran incluirlo.
“Yo tengo una situación. Un día estaba haciendo Mauro hay una escena de la marioneta de cuando Mauro es niño, él entra con una pelota jugando y él le llama a sus amigos para jugar. Un día estábamos en Estados Unidos y yo entré con la pelota y le llamé mi amigo: ‘¡Marco!’ y él público respondió: ¡Polo!’ y me asusté. ¿Qué dicen? Y me fui al otro lado: ¡Marco!, ¡Polo! Y cuando salgo del escenario digo: ¿qué pasó?, ‘el juego de Marco Polo’ (le dijeron) ‘¡aaah sí!’. Entonces es una de las cosas que me vienen a la mente y que a veces pasa, que lanzamos algo y esa respuesta inesperada y que viene a acrecentar a la escena”, narra Marcelo.
En la estructura de este show son 107 personas, pero en escena son 52 artistas que son los encargados de narrar la historia de un funeral y la transición del personaje al más allá por medio de humor, malabares y acrobacias que dejan en el público un buen sabor a boca.