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GUADALAJARA, Jal., 9 de abril de 2021.- Uno de los títulos que se encuentran en la cartelera de los cines y que cuenta con el aval de seis nominaciones a los premios Oscar, es El Padre, Inter prestada por Anthony Hopkins y Olivia Colman.
Esta es una ópera prima del dramaturgo francés Florian Zeller, desarrolla su historia a través de una serie de ciclos de tiempo, flashbacks, historias fantásticas y alucinaciones.
Aquí el espectador se da cuenta de que la mayor parte de lo que se ve es a través de los ojos del personaje de Hopkins, en cuyo trama no cambió su nombre, interpreta a Anthony, quien tiene una visión del mundo donde el pasado, el presente y la imaginación son intercambiables.
Existe la sensación de que algo siniestro está en marcha, y Anthony, que se angustia cada vez más a medida que avanza la película, insiste en que no es tan paranoico como dicen los demás.
Anthony suele estar tan desconcertado, pero no necesariamente en los mismos momentos, ya que a veces, incluso cuando el piso ha sufrido una transformación repentina, cree saber exactamente dónde está.
A medida que Antony pierde el control de la realidad, el apartamento, los muebles y las personas que lo rodean cambian de forma, así llega todo este misterio, los cambios de humor, el deslizamiento entre el pasado y el presente, crea un rompecabezas digno de un artista populista.
El director Zeller describe su película como un rompecabezas y un juego mental, y el escenario como un laberinto, en donde algunos momentos que buscan abrir el telón y revelar su funcionamiento interno en realidad parecen un poco rutinarios.
La película cobra fuerza cuando Rufus Sewell llega como el resentido esposo de Anne, silenciosamente hirviendo en su copa de vino tinto después de un día en la oficina.
Es el único hombre capaz de desafiar la personalidad dominante de Anthony, y es un choque de voluntades lo que ocurre a espaldas de Anne.
Cuando los dos hombres están solos en la pantalla, hay un rencor y una crueldad que ofrece algunos de los momentos más interesantes y perturbadores de la película.
De esta manera en pantalla se conocerá a Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todas y cada una de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa.
Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad, de pronto Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que la mente de éste se deteriora, pero también se aferra al derecho a vivir su propia vida.