Revisan rectores de UdeG y diputados detalles del presupuesto 2025
GUADALAJARA, Jal., 6 de mayo de 2020.- La pandemia por el Covid 19, no sólo ocasiona una crisis económica, política y social, también trae consigo una crisis educativa donde habrá un retroceso en los estudiantes y se pronostica una alteración en el presente y en el próximo ciclo escolar.
Así coinciden expertos en la materia en el Webinar de la UdeG “Covid-19 y educación en casa”, donde participaron Blanca Heredia, profesora-investigadora y directora del Programa Interdisciplinario sobre Política y Prácticas Educativas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y Lizette Ramos, profesora-investigadora de la UdeG, coordinadora de la Maestría en Ciencias de la Salud Ambiental del Centro Universitario de Ciencias Biológico y Agropecuarias (CUCBA).
También estuvieron los académicos: Fernando Reimers, director de la Iniciativa de Innovación Educativa Global de la Escuela de Graduados de Educación de la Universidad de Harvard y Marco Fernández, Profesor-Investigador de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey y también coordinador del Programa de Educación de México Evalúa.
Hablaron de que estudiar en casa no es fácil, los padres no son maestros, no todos los alumnos tienen acceso a un alimento sano, a la tecnología, al igual que los docentes y que los alumnos viven un estrés donde su entorno no les permitirá terminar bien su ciclo escolar.
Hay que ser realistas, hablar con la verdad de lo que pasa entre maestros, alumnos y padres y no llevar una guía o calendario sólo por cumplir o forzar un plan de estudio, cuando la realidad rebasa a todos, así coincidieron los investigadores.
Aseguraron que la pandemia rompe la rigidez en los planes educativos y que esta amplificará las diferencias sociales, así como también la capacidad y liderazgo de muchos de los menores.
Fernando Reimers en su ponencia Orientaciones para guiar la respuesta educativa a la pandemia Covid 19, indicó que uno de los riesgos principales en los niños es el retroceso educativo en el que caerán, porque no es sólo que no están aprendiendo, si no que al desconectarse de la escuela, se les olvida lo aprendido.
Al dar a conocer algunas herramientas sencillas del Global Education Innovation Initiative, informó que se tomó en consideración una encuesta en 100 países para entender las necesidades educativas.
Por ello reconoció que la enseñanza de esta pandemia, es que el aprendizaje en línea en diversos idiomas sólo servirá al 20 por ciento de los niños y amplificará las diferencias sociales, así como también la capacidad y liderazgo de muchos de los menores.
Dijo que esto deja enseñanza para llevar a tres puntos: instaurar canales de comunicación y entender las necesidades reales de aprendizaje; colaboración entre los sectores para romper barreras entre instituciones, sociedad y sector público y la creatividad para inventar soluciones.
La pandemia rompe la rigidez en los planes educativos, agregó, al tiempo de lanzar un llamado a las universidades de México para adaptarse, donde se identifiquen las cosas buenas, documentarlas y escalarlas.
Blanca Heredia por su parte, al marcar las diferencias en las respuestas del gobierno federal y estatal, manifestó que se debe trascender a diferentes modalidades en una educación a distancia en condiciones de emergencia, donde lo más importante es el alimento y el bienestar emocional de los niños y jóvenes, porque “la pandemia derribó las paredes entre la escuela, la sociedad y la familia”.
Asimismo, se pronunció por mejorar las condiciones de las mujeres en contextos de hacinamiento y crisis económica, lo que genera violencia.
Señaló que hacer como que no está pasando nada y pretender que se cumplan los planes de estudio “es una locura”, genera un estrés adicional en las comunidades educativas y no contribuye en nada.
En los aprendizajes, propuso: priorizar ejercicios con temas centrales que sean la llave para acceder a otros y aprovechar la pandemia para aprender cosas, donde las familias y maestros le devuelvan a los niños el poder de aprender de lo que están viviendo, “hacerse preguntas y más preguntas”.
Marco Fernández, al hablar sobre cómo funciona el sistema educativo en condiciones de emergencia y con qué recursos cuenta y cómo lo están haciendo, el maestro fue directo, y señaló que las autoridades deben hablar con “la neta”, con la verdad sobre lo que sí se puede hacer y no y cómo se terminará el ciclo escolar.
Dijo que el reto es compensar lo que no se alcanzó en este ciclo escolar y porque el fenómeno viene “por olas”, también recuperarse con el ajuste del calendario y ver lo que sigue en el próximo ciclo.
Se refirió a la empatía entre maestros, papás y alumnos e insistió en hablar con la verdad para no simular cierres de ciclos y ser realistas, ante una pandemia que no se puede eliminar, pero que si puede contener la afectación a los alumnos.
Lizette Ramos coincidió en la brecha digital que deja al descubierto esta nueva manera de aprender en casa, donde se hace visible la desigualdad socio-económica, y los problemas de tiempo y económicos.
Dijo que la casa no es escuela, que tiene miles de distractores por lo que no reúne las condiciones necesarias para el aprendizaje real.
Los padres no son maestros, añadió, por lo que tienen que hacerse llegar de herramientas y grupos de ayuda entre padres para entender temas específicos. Situación que se agudiza porque están obligados a enviar fotos y evidencias.
“Si le estás pidiendo a un papá que sea maestro es porque la instrucción no está bien dada por parte de los maestros”.
Destacó que se está priorizando lo que no es prioritario por tal de cumplir con el programa, por ello instó a llevar a cabo sesiones no tan largas para primaria máximo de 20 minutos y para alumnos de secundaria de máximo 40 minutos.
No obligar a los alumnos a cubrir el horario de escuela ya que tienen alterado el horario de sueño.
En medio de esta pandemia se deben tomar en cuenta para los niños temas importantes como lo son la alimentación, salud, comunicación de riesgos y actividades artísticas y culturales.