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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de mayo de 2018.- Para aumentar el número de fuentes de trabajo con mejores condiciones, urge que la inversión pública se consolide como detonador del sector privado, que es la principal fuente de crecimiento.
Lo anterior lo señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), al precisar que si bien se ha registrado una mejora constante en el aumento de la población ocupada, es claro que ésta no se ha beneficiado de empleos de calidad.
La mayor parte de la creación de nuevos puestos de trabajo se centra en los niveles salariales más y sin acceso a servicios de salud, apuntó el organismo dirigido por Luis Foncerrada Pascal.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el primer trimestre de 2018 se alcanzaron 52.9 millones de personas como población ocupada, lo que significó 1.1 millones más respecto al mismo periodo del año pasado.
Lo anterior contribuyó en buena medida para que el número de personas desocupadas, es decir, aquellas que “no estando ocupadas en la semana de referencia, buscaron activamente incorporarse a alguna actividad económica en algún momento del último mes transcurrido”, acotó el CEESP.
De manera que las personas desocupadas en el país sumaron 1.7 millones, lo que significó 3.1 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), su nivel más bajo desde el segundo trimestre de 2006, indicó.
“No hay duda de lo benéfico que resulta para la población tener mayores oportunidades de ocupación, pero es igual o de mayor importancia que ésta sea de calidad, de tal manera que permita que los trabajadores puedan satisfacer sus necesidades familiares”, acentuó.
La encuesta del INEGI también reveló que la población subocupada -aquellas personas que tienen empleo, pero debido a la insuficiencia de sus salarios se ve obligada a buscar un ingreso adicional- llegó a tres millones 600 mil.
El CEESP expuso que el nivel salarial es otro factor determinante de la calidad del empleo, pero la falta de inversión ha limitado el crecimiento del acervo de capital del país y, con ello, la posibilidad de una mayor creación de empleos formales mejor remunerados.
Sólo 2.2 millones del total del aumento anual en el número de ocupados se consiguieron un puesto con un ingreso de hasta dos salarios mínimos, mientras que la ocupación de quienes tienen ingresos superiores a los dos salarios mínimos se redujo en 1.9 millones de personas, según el INEGI.