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TURQUÍA, 14 de agosto de 2018.- El desplome de la lira turca registrado durante la última semana parece haberse frenado con las medidas tomadas por el Banco Central de Turquía, pese a que se mantiene la tensión diplomática entre Ankara y Washington.
La moneda turca ganó esta mañana en pocas horas un 8 %, colocándose alrededor de las 7,5 liras por euro y 6,5 por dólar, valores cercanos a los que mantuvo durante el fin de semana pasado.
Recuperó así prácticamente todo el territorio perdido la mañana del lunes, cuando se llegaron a cambiar ocho liras por un euro y siete por un dólar, las marcas más bajas de la divisa turca desde la reforma monetaria de 2005.
La subida tuvo lugar al anunciar el Banco Central turco el lanzamiento de una oferta para comprar liras a dos semanas vista, depositando dólares en cambio, y ofreciendo un tipo de interés del 19,25 %, por encima de los tipos regulares que desde junio están en el 17,75 %.
El volumen total de la oferta es de 1.500 millones de dólares, según la agencia local Anadolu, y la medida se añade a las inyecciones de liquidez de más de 10.000 millones de dólares realizadas ayer al bajar los límites de reservas exigidas a los bancos.
La estabilización de la lira se produjo pese a que el Gobierno de Turquía mantuvo su discurso desafiante frente a Estados Unidos, alimentando una tensión que parece haber influido en el desplome de la lira, con una depreciación del 25 % en solo una semana.
Así, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, volvió a denunciar hoy un «obvio ataque económico» contra su país y pidió dejar de comprar productos tecnológicos de fabricación estadounidense.
«Aplicaremos un boicot a los productos electrónicos de Estados Unidos. Si ellos tienen el iPhone, en otras partes existe el Samsung. En nuestro propio país está el Venüs Vestel», dijo Erdogan, en referencia a un teléfono móvil (celular) de marca turca.
«Nosotros mismos nos bastamos. Lo que no hay lo produciremos. Todo lo que antes pagábamos para traerlo de fuera lo haremos ahora, aún más bonito, y lo venderemos fuera. Esta nación es capaz de hacerlo. Nuestra economía funciona como un reloj», aseveró.
No parecían del todo de acuerdo la mayor patronal turca, Tüsiad, y la Unión de Cámaras de Comercio y Bolsas de Turquía (TOBB), que instaron al Gobierno a adoptar medidas de austeridad para sanear la economía a largo plazo.
«Además de los pasos positivos que tomó el Banco Central ayer para la gestión de la liquidez, se debe adoptar una política monetaria más estricta para la estabilización monetaria», señalan Tüsiad y TOBB en un comunicado, en el que piden una subida de tipos.
Los expertos consultados por Efe coinciden en que una drástica subida de los tipos de interés, hasta el 30 o incluso el 40 % , sería la única vía de frenar la inflación, que este año ha escalado hasta el 15 %, y estabilizar la moneda.
El hecho de que la entidad emisora no tome esta medida se interpreta como una falta de independencia respecto a Erdogan, que ha condenado reiteradamente la subida de tipos con el sorpresivo argumento de que los tipos altos causan una alta inflación, en lugar de bajarla.
Horas más tarde, el ministro turco de Finanzas, Berat Albayrak, yerno de Erdogan, también intentó serenar a los mercados, al asegurar que el Gobierno seguirá tomando «medidas en el marco del libre mercado para fortalecer la lira y tranquilizar a las empresas».
«Próximamente veremos a la lira más fuerte. Todos los países están bajo el riesgo de intervenciones de este tipo en los mercados internacionales. Lo que todo el mundo puede ver es que se ha quebrado la confianza en el dólar», según el ministro.
Aunque la lira lleva años con una tendencia bajista, su descenso se aceleró en los últimos tres meses y se convirtió en caída libre en la segunda semana de agosto, después de que Ankara se negara a la exigencia de Washington de poner en libertad provisional al religioso estadounidense Andrew Brunson, que lleva casi dos años en prisión preventiva en Turquía.
Erdogan ha rechazado ceder a «ultimatos» y ha señalado que, si Estados Unidos realmente quiere «trocar un histórico aliado por un predicador, la nación turca solo dirá adiós».
Pero, a juicio de los economistas, la crisis actual de la moneda turca, si bien exacerbada por la tensión con EU tiene sus causas en el crecimiento acelerado de Turquía en los últimos años, alimentado por el consumo interno, con un alto déficit comercial, que se ve equilibrado solo por las inversiones extranjeras.
Para frenar el alto endeudamiento de particulares, consecuencia de esta situación, la Agencia de Regulación y Supervisión bancaria (BDDK) aprobó hoy limitar a doce meses el máximo de plazos para una compra con tarjeta de crédito, con un límite de tres meses para aparatos electrónicos y seis meses para ordenadores.