
Triunfa Charros de Jalisco sobre Tijuana con gran La Baja Series
GUADALAJARA, Jal,. 03 de mayo de 2020.- Como adelanto a los festejos por el 114 aniversario de Chivas, el club rojiblanco juntó a tres leyendas de la institución: Javier Zully Ledezma, Demetrio Madero y Fernando Quirarte, en donde a través de videollamada organizada por el club, recordaron la temporada 1986-87 en la que alzaron el título.
Con esta iniciativa denominada ChivaFest, el equipo tapatío hizo pasar un buen rato a la nación Rojiblanca, escuchando las anécdotas.
Demetrio Madero narró cómo se vivió la Final ante La Máquina de Cruz Azul; llave en la que el equipo emanaba mucha seguridad y confianza por lo hecho en el torneo, aunado al entorno para alzar el título después de 17 años de sequía.
De una forma muy particular platicó lo que se siente ser monarca de futbol mexicano con la camiseta del Rebaño Sagrado.
“Desde que salimos del Estadio Azteca era algo que se palpaba. Sabíamos que acá en el Jalisco nos íbamos a coronar. Cuando llegamos al aeropuerto había mucha gente esperándonos. Se sentía en el club la seguridad, incluso en la afición. Había mucha afición tratando de conseguir boletos. A las 10 de la mañana el estadio estaba lleno. Se siente muy chingón ser campeón con Chivas (ríe)”.
Por su parte el exguardameta, Javier Zully Ledezma, se volvió a emocionar al recordar el momento en que su escuadra rompió el ayuno, y a diferencia de lo que declaró al término de ese vibrante partido, esta vez pudo encontrar algunos calificativos (aunque no muy exactos) de lo que sintió ser el rey del balompié mexicano.
“Al final de ese partido contra Cruz Azul, no supe describir ese sentimiento. Ahora te puedo decir después de haber vivido tanto tiempo y de haber visto la reacción de la gente cuando a nosotros nos tocó levantar el trofeo de campeón y después de haber visto a otras generaciones de Chivas ser campeones, la verdad que no hay nada como ser campeón. Es una satisfacción muy grande, una alegría tremenda y palabras así expresas o claras para poder definirlo… La verdad no las tengo”, señaló el Zully, a quien se le dibuja una sonrisa por recordar esa etapa de su carrera futbolística.
Fernando Quirarte coincide con sus compañeros al señalar el cotejo de ida, como punto de inflexión donde el equipo de la mano de Alberto Guerra se dio cuenta que podían levantar el trofeo frente a su afición.
“Cuando quedamos 2-1, que perdimos, nosotros veíamos un marcador de 1-0, un empate hubiera sido fabuloso y ese empate se pudo dar de no ser por aquel paradón de Pablo Larios (q.e.p.d.), a un tiro a quemarropa a dos metros que yo le tiré, que se levantó. Es una de las jugadas más espectaculares que me acuerdo del gran Pablito y cuando terminamos nos fuimos al vestidor, íbamos triste, pero habíamos tenido el apoyo de la gente. Imagínate el Estadio Azteca pues, se vistió de chiva”.
“Llegó Alberto Guerra. Nos dio muestras de apoyo y dice: ‘allá señores (Guadalajara), allá terminamos la obra y vamos a ganar’. Entonces empezó el trabajo mental. Ahí fue la clave donde nos retroalimentamos y de salir a la cancha y saber que en cualquier momento podíamos ganar el partido y darle vuelta”, señaló el Sheriff.
Esas palabras de el estratega Guerra surtieron efecto, ya que el domingo, en plenas 12 del medio día, el club tapatío barrió a su oponente al son de 3-0 (4-2 global) con anotaciones de Fernando Quirarte y Eduardo de la Torre en dos ocasiones, con ello el Guadalajara levantó su noveno título en el balompié mexicano.