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Derriba Tomas Machac la muralla y conquista el UTS Guadalajara
Es justificado el enojo que tienen muchos aficionados de Chivas: se comprende que prefieran presumir títulos y refuerzos importantes en lugar de estrenar una serie de cuatro episodios en Amazon Prime Video. Se entiende y se respeta. Pero también es válido, por qué no, ver las dos caras de la moneda. Poner en su justa dimensión la relevancia que tiene un documental como el que hemos visto desde la semana pasada.
Muchos comentarios escépticos se han leído en redes sociales a lo largo de los últimos días: “¿Por qué voy a ver una serie de un equipo fracasado? ¿Para que voy a hacer corajes nuevamente si ya sé que no ganaron nada? ¿Por qué perder mi tiempo en una historia que no tiene títulos como la película?”. Bueno, tal vez sí qué hay razones para prestar atención a una historia carente de trofeos.
Y ojo, que no se trata de ser conformistas, ni aceptar las muy espaciadas alegrías que el equipo suele dar a su afición. Al contrario, se debe exigir permanentemente que Chivas, su directiva, técnico y jugadores, se comporten siempre a la altura de la grandeza histórica del club. Eso significa, obviamente, llevar títulos a las vitrinas constantemente y no cada 10 años.
Pero si vemos ambos lados de la moneda, también es posible darse cuenta que el éxito y el fracaso son dos conceptos íntimamente ligados. Es difícil comprender uno, sin conocer el otro porque generalmente cualquier logro importante viene precedido de muchos intentos en los que no se alcanzó la meta. Experiencia, le llaman algunos.
“Todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito”, dijo el escritor Truman Capote. “Está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones del fracaso”, aseguró Bill Gates, fundador de Microsoft. Por eso es relevante el documental. Querer o no verlo es una decisión personal muy respetable. Pero la trascendencia de lo expuesto en esos cuatro episodios es innegable.
Es muy fácil presentarse a la fiesta sin trabajar en los preparativos. Nada tan sencillo como disfrutar el triunfo. Pero ahí no se llega de la nada. Hay un trayecto para recorrer. Y hay quienes afirman que el verdadero éxito se encuentra en el camino más que en la meta. Por eso es importante ver la tremenda regañada que le pone Jorge Vergara, en paz descanse, al equipo después de una eliminación. O la pelea entre el Pollo Briseño y Dieter Villalpando. O la forma en que el Chicote Calderón enfrenta el escándalo de indisciplina.
Más allá de que ver o no la serie sea una decisión personal, es relevante saber qué lecciones dejan los reveses. Conocer la intimidad de un equipo de futbol es trascendente, porque juzgar sin conocer es tan sencillo que cualquiera lo hace. Pero saber un poco más de lo que sucede por dentro ayuda, en mucho, a generar un mejor criterio en la opinión que alguien pueda emitir sobre el equipo.
Claro que sería estupendo que una serie como esta fuera acompañada por un buen momento de Chivas, como sucedió con la película. Pero hoy, con un equipo que ya nada tiene que ver con el que ganó cinco trofeos en menos de tres años, es importante ver la reconstrucción desde esa cercanía para tener un poco más claro si los reveses están o no dejando lecciones al plantel.
Al final, el fracaso hay que abrazarlo, hacerlo propio, saberlo sufrir, aprender de él. Porque si se ignora y se hace a un lado, no dejará el aprendizaje que todo ser humano necesita para, entonces sí, encontrar el camino que lo ha de conducir hacia el éxito. Y eso, a mi entender, es lo más valioso de una serie que efectivamente no tiene trofeos, pero sí enseñanza.