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Aficionado encara a García y pide renuncias
GUADALAJARA, Jal; 12 de abril de 2020.- Era el 12 de abril del año 2000 y el Fenómeno Ronaldo Luis Nazario de Lima, se enfrentaba a la Lazio, en partido correspondiente al juego de ida de la Final en la Coppa (Italia). Corría el minuto 58´, y el mejor futbolista del mundo estaba listo para ingresar al terreno de juego, se santiguó tres veces y seis minutos más tarde vino la tragedia: en un intento por driblar a Fernando Couto, R9 cayó al césped, rompiéndose el tendón rotuliano de la rodilla derecha.
Tirado, lloraba desconsoladamente mientras se tocaba la zona afectada, ante la mirada atónita de compañeros y rivales que presenciaron tal lamentable hecho.
Cristian Panucci se tomaba la cabeza, Iván Zamorano rezaba y una vez en camilla, Diego Simeone se acercó al astro carioca para consolarlo, mientras que Marcelo Lippi, quien ya había realizado los tres cambios, intentaba sobrellevar el partido con indicaciones, visiblemente desencajado.
Más tarde, el diagnóstico del galeno Guillén, quien no pudo poner las manos al fuego por Ronaldo: ni siquiera el doctor que lo iba a operar en París, Gérard Saillan, que después de la operación declaró:
“Los milagros no existen. Necesita por lo menos ocho meses de recuperación antes de volver a jugar y aún así, tampoco puedo decir, ni yo ni nadie, que volverá a jugar”, indicó.
Mientras estuvo en el hospital, recibió la visita de Pelé y días más tarde, el 8 de marzo del 2001, Ronaldo recibió el alta médica y durante su etapa de recuperacióin, jamás pensó en el retiro.
“Jamás me pasó por la cabeza que pudiera ser el final de mi carrera futbolística, nunca albergué duda alguna sobre mi regreso y nunca dudé ningún segundo, de que el largo suplicio, la rehabilitación y el dolor, valdrían la pena”, sostuvo Ronaldo.
Luego de la lesión afrontó entre otras competiciones, el Mundial de Corea-Japón 2002, justa en la que llegaría hasta la final ante la Alemania de Oliver Kahn duelo en el que marcó las dos anotaciones con las que la VerdeAmarelha se proclamaba campeón del mundo y él en el Pichichi con más goles (ocho) desde México 1970.
“Trabajé dos años y medio para recuperarme de las lesiones y Dios reservó este día par mí y para la Selección brasileña”, declaró tras ganar el torneo mundial en 2002.