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GUADALAJARA, Jal., 19 de diciembre de 2015.- Dieciséis años después, Rafael Márquez está de regreso. Luego de todo el trajín por el que tuvo que pasar el futbolista mexicano, en la Perla Tapatía aún lo esperaba algo aún más complicado.
En la capital jalisciense las cosas no resultaron nada sencillas. La vialidad de acceso al Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo se vio rebasada por algunos accidentes de tránsito que ocasionaron un embotellamiento rumbo a la terminal aérea. A pesar de ello, esto no impidió que cerca de 200 aficionados abarrotaran la sala de llegadas nacionales, para la espera del hijo pródigo rojinegro.
Mientras los fieles atlistas esperaban, entonaron cánticos de apoyo, complacidos por la bienvenida de Márquez Álvarez, a quien en todo momento llamaban capitán.
Cerca de la medianoche, Márquez apareció y de inmediato el caos se desató. A la afición ilusionada por ver de cerca a su ídolo no hubo perímetro o personal de seguridad que la detuviera en busca de retratarse con el ex capitán de la Selección Nacional Mexicana.
El “Káiser Zamorano” en primera instancia retrocedió al ver el tumulto, pero posteriormente fueron los mismos simpatizantes quienes lo escoltaron al transporte que lo llevaría a su destino. En el trayecto, Márquez accedió a tomarse fotos con algunos seguidores y regalar un par de firmas, al tiempo que era acompañado por gritos de apoyo y agradecimientos de una afición que tiene en él puestas sus esperanzas de acercarse al anhelado título.
Sin hablar ante la prensa tapatía, el último gran héroe dejó el aeropuerto con una sonrisa en la cara igual que en aquel ya lejano 1999, cuando se embarcó en la aventura europea, pero esta vez lo hizo para volver a casa y poner fin a su brillante carrera.