Los goles de Leo Messi en el primer tiempo y del MVP Luis Suárez (2) en el segundo han servido para mostrar al mundo, una vez más, una manera de entender el fútbol. En Japón se ha impuesto la razón culé a la pasión argentina, de acuerdo a un comunicado de prensa.
El balón fue del Barça desde el principio. River Plate ejerció una presión alta para arrancar, pero pasados los minutos se ha echado atrás para esperar a los azulgrana en campo propio. Se jugaba al ritmo que quería el Barça, a pesar de las continuadas faltas de los argentinos, que se han mostrado como un bloque intenso e incómodo.
A pesar de las interrupciones el Barça conseguía insinuarse en ataque. Leo Messi hizo lucir a Marcelo Barovero en el primer remate entre los tres palos y, minutos más tarde, Dani Alves remató demasiado suave en la segunda de los culés. La tercera ocasión no se escaparía. El ’10′ azulgrana, recuperado de su cólico nefrítico, ha culminado una acción que él mismo había iniciado en la frontal del área. De repente, la afición de River Plate, que tanto ha llamado durante el partido, se ha silenciado de golpe.
Antes del descanso Luis Suárez rozó el 0-2 tras una brillante individualidad de Messi. Su remate fue fuera y River Plate, que prácticamente no se ha mostrado en ataque durante los primeros 45 minutos, seguía vivo en la final.
Marcelo Gallardo movió ficha desde el banquillo. Un doble cambio en el descanso -Luis González y Martínez por Ponzio y Rodrigo Mora- no ha servido para evitar el recital culé del segundo tiempo. El fútbol le ha concedido una segunda oportunidad a Suárez, que esta vez no perdonaría. Firmaba el segundo en el minuto 50, momento a partir del cual el FC Barcelona ha pasado de dominar a crear una ocasión clara de gol tras otra.
El tercero se resistió de forma increíble durante veinte minutos, cuando nuevamente Suárez remató a gol un centro milimétrico de Neymar Jr. Durante todo este tiempo, River Plate ha endurecido aún más su juego, como si aumentar la agresividad sirviera para reducir las diferencias entre un equipo y otro. Curiosamente, sin embargo, quien ha acabado viendo más amarillas han sido los azulgrana, que cometieron un total de nueve faltas menos que los argentinos.
Poco ha importado al final, cuando también Claudio Bravo ha hecho acto de presencia en el partido. Dos intervenciones suyas han puesto de manifiesto que el FC Barcelona, de su primer jugador al último, es el mejor del mundo.