CIUDAD DE MÉXICO, 1 de septiembre de 2018.- The Ballad of Buster ­Scruggs es “claramente un western”, pero cuando decidieron hacer este filme, los hermanos Coen pensaron más “en la icónica idea de un western”; en recuperar la imagen que todos tenemos en nuestras cabezas.

Así presentaron ayer en Venecia este filme que compite por el León de Oro y que está compuesto por seis historias independientes, protagonizadas por James Franco, Tim Blake Nelson, Liam Neeson, Zoe Kazan, Brendan Gleeson y Tom Waits.

Una película que narra las historias de un impecable vaquero cantante que dispara como el rayo; de un torpe atracador de bancos; de la decadencia de un espectáculo ambulante; de un ávido buscador de oro; de una mujer que se queda sola en una caravana y del encuentro de un grupo de extraños en un viaje en carruaje.

“Teníamos una idea muy clara del orden de las historias, la secuencia que formaría la ­película y la progresión de los estilos, empezando por la comedia, que poco a poco va girando hacia un tono más oscuro según avanza la película”, explicó Joel.

Rodaron la película en Nuevo México, Colorado y Nebraska, por lo que tuvieron que dedicar mucho tiempo a las localizaciones para lograr, para cada caso, “el paisaje icónico del western” que necesitaba cada una de las historias. Historias cortas que tienen los elementos habituales del cine de los Coen, con personajes que bordan el surrealismo, humor negro a raudales y una cuidada ambientación.

La película, que se mostrará igual en plataformas audiovisuales o en salas de cine, no se rodó de forma especial por ser una producción de Netflix, algo que no influyó ni en su estilo ni en cómo tratar cada una de estas historias.

Consideran que el hecho de que las plataformas audiovisuales, cuyos productos se destinan principalmente a la televisión, “estén financiando películas que no son estrictamente comerciales, es muy importante porque mantienen vivo el cine”.