GUADALAJARA, Jal., 6 de diciembre de 2019.-Las bancas del foro instalado en el Pabellón de India de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara no fueron suficientes para la gente que se congregó a ver el espectáculo que la bailarina Rachana Yadav preparó para su visita a la Feria: Coreografía literaria: Danza Kathak, basada en textos literarios. Con más de 20 años de carrera, la coreógrafa también es propietaria de un estudio de danza en la ciudad de GuruGram; sin embargo, y a diferencia de la mayoría de los bailarines, no comenzó su carrera desde la niñez, sino al cumplir 30 años. El estilo que ha elegido, el kathar, es uno que se interpreta como un discurso que se expresa con golpes rítmicos de los pies y haciendo gestos con las manos, que se conocen como mudras.

Gracias a la influencia de los padres de Yadav —ambos reconocidos en el mundo de la literatura hindi—, ha elegido llevar diferentes géneros al lenguaje del movimiento. Para el caso del espectáculo que presentó en el encuentro librero, tomó poemas y, después de preparar a los asistentes con un poco de explicación sobre la puesta, le pidió a un miembro de la comitiva que le ayudara a traducir algunas de las frases que se insertaron en la música, cuando se consideraba pertinente.

En su mayoría niños y jóvenes visitantes que provenían de escuelas, los primeros minutos sacaron sus celulares para grabar videos y tomar fotografías de Yadav, quien no necesitó escenografía alguna para cautivar incluso al más inquieto de las bancas. La puesta estuvo dividida en tres momentos —al terminar cada uno, las personas creían que era el final de la obra y comenzaban a retirarse, lo cual no eran tan malas noticias, pues los que estaban de pie tomaban sus lugares—: la primera, en donde hay una lucha y búsqueda para cambiar lo que no siempre es posible (la frase: “Ayer lo que existía sigue existiendo” se escuchó antes de que acabara); la segunda, en donde la bailarina agregó una cinta roja a su atuendo y el carácter fue menos lúgubre que la anterior; y en la tercera se vio más una celebración y espíritu de fiesta que las otras dos.

“Gracias, fueron una gran audiencia”, expresó la artista antes de animar a la gente a compartir las preguntas que les hubieran surgido durante la presentación. Sólo una fotógrafa quiso saber cuántos años llevaba como bailarina, y el resto se dedicó a aplaudirle, tomarse fotos con ella y tratar de imitar uno o dos movimientos al dirigirse al siguiente espectáculo —o stand, o firma de libros, o decoración para tomarse una selfi— en su agenda.