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CIUDAD DE MÉXICO. 20 de octubre de 2022.- Tina Modotti, la polémica militante comunista italiana, muere súbitamente a bordo de un taxi en la Ciudad de México en las primeras horas del 5 de enero de 1942. Mientras su cuerpo, joven aún, espera el examen póstumo para tratar de aclarar las causas del fallecimiento, que es ya materia de escándalo en la prensa por la presunta participación de Tina en algunos sucesos políticos de esa agitada época —el asesinato de su amante, Julio Antonio Mella, fundador del Partido Comunista Cubano; el atentado contra el presidente Ortiz Rubio, que le valió ser deportada, y el complot contra León Trotski, el exiliado revolucionario ruso—, el hijo del forense, fotógrafo aficionado, establece con la difunta una relación que lo llevará a lo largo de décadas a investigar su vida, obra y a su último amante, Vittorio Vidali, un agitador y combatiente que, siguiendo instrucciones de Moscú, tendría como cruzada extender la influencia rusa en un mundo al borde del estallido, pues el fascismo se encontraba en pleno ascenso.
Con Fuego que no muere (Planeta), Claudia Marcucetti Pascoli rinde homenaje a sus propias raíces italianas, con la vida de Tina Modotti como paralelo en cuanto italiana asentada en México; artista mítica que produjo casi toda su obra gráfica en este país y que ha inspirado a escritores, fotógrafos y militantes por igual, homenajeada por Neruda a su muerte y materia de discusión hasta nuestros días, su historia, contada rigurosamente a partir de una sólida investigación, adquiere sin embargo nuevas dimensiones al entretejerse con la del hombre que fue su relación más prolongada y comprometida.
Escrita con técnica de novela policiaca, Fuego que no muere es también un ambicioso repaso a la historia mexicana y europea en los años decisivos de 1920 a 1945, cuando el fascismo parecía ganar la gran batalla ideológica por la conquista del mundo, y el comunismo era la única fuerza capaz de oponérsele; también, con la participación real de Vidali en la difusión de las ambiciones soviéticas por países como Estados Unidos, España, México y Cuba, esta absorbente novela, que llega hasta la muerte de Vittorio en 1983, puede leerse como un epitafio necesario a un movimiento de masas que encarnó incontables esperanzas en un mundo mejor, para terminar como una opresión que costó la vida de millones, incluidos sus creyentes más valiosos.
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