GUADALAJARA, Jal., 30 de abril de 2016.- En Jalisco, se calcula que podrían existir alrededor de 40 mil niños, tanto sobredotados intelectualmente como de inteligencia superior, es decir, menores que poseen coeficientes intelectuales (C.I.) que oscilan por arriba de los 120 y 130 puntos de C.I.
Mientras que a nivel nacional se prevé que la cifra podría llegar al millón de niños; de estos, tan sólo el cinco por ciento está identificado como tal, el resto no recibe una atención adecuada. A su vez el 93 por ciento de los casos de sobredotación intelectual son confundidos con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), de acuerdo con datos del Centro de Atención al Talento (Cedat).
“Muchos de estos niños han sido mal diagnosticados con problemáticas psiquiátricas, porque sus perfiles coinciden con la hiperactividad del TDAH, pero la génesis es diferente”, explicó el Dr. Asdrúbal Almazán Meléndez, Director General del Cedat.
El TDAH, “se debe a la falta de maduración del lóbulo frontal del cerebro; pero con los niños que aprenden más rápido, suelen aburrirse más rápido también, por lo que buscan otra cosa qué hacer y muestran una postura de inatención que es sólo visual, ya que todo el tiempo está pendiente con el oído de lo que pasa alrededor. Tiene mayor capacidad auditiva para escuchar lo que pasa mientras hacen otra actividad”, refirió el doctor.
Por su parte Andrew Almazán, Director del Departamento de Psicología del Centro, aseguró que estos niños tienen una vida normal en cuestión de su desarrollo y maduración, aunque este proceso lo puede desarrollar a una velocidad distinta que el promedio. Asimismo desmintió la creencia que su infancia se pierde o que su vida no es sana debido a un ritmo distinto en su aprendizaje y aseguró que con una atención psicoeducativa acorde a sus capacidades intelectuales, un niño sobredotado se puede desarrollar completamente normal. El problema surge cuando no son detectados y por ende sufren de incomprensión, por lo que 80 por ciento de los niños sobredotados sufren de una mayor incidencia de bullying y discriminación en la escuela y la sociedad en general por una resistencia hacia las diferencias individuales.
Alexa Donnadieu y Fernando Aldana de ocho y 10 años respectivamente, están a punto de acreditar todas las materias de nivel básico de primaria y estarían listos para continuar con el grado de secundaria. Ambos, asisten al Cedat para recibir la capacitación que les brinde las herramientas para aprobar los exámenes correspondientes ante la Secretaría de Educación Pública (SEP). A su vez, acuden al centro a recibir información y desarrollar habilidades en la pintura, en los idiomas inglés, chino o Francés, también las ciencias médicas, música y robótica, por ejemplo.
Hace tres años, Alexa comenzó con las visitas al Cedat, a sus ocho años puede dar descripciones de cosas e información totalmente en inglés, además de las actividades que más le gusta hacer en el centro, que entre ellas está la de tocar el piano, ya que según explicó, “porque es fácil y bonito de escuchar, entonces me interesé por aprender a tocar”.
Por su parte, Fernando, desde dos años inició con los trabajos de robótica al punto de que es capaz de armar un control de mando para el manejo de dispositivos desde el diseño del centro de mando, hasta la conexión de circuitos, botones, antenas y demás dispositivos que requiere un control remoto.
Tanto Fernando como Alexa, asisten de tiempo completo al centro de talento por lo que no tienen compañeros de una primaria pública o privada, ni asisten a clases como el resto de la población de esa edad. Situación que es “más factible” de acuerdo con Almazán Meléndez, quien argumentó que la falta de coincidencia con los tema e intereses del resto de los compañeros de clase, podría traducirse en la búsqueda de amistades mayores que no pertenecen a su clase o al aislamiento por la falta de comprensión a su persona y sus ideas.
“Los primeros que se dan cuenta que es un niño diferente son los padres. Desde el vientre, las mamás manifiestan que se mueve mucho. Estos niños empiezan a caminar y hablar más rápido, antes del años refirió, incluso algunos comienzan a correr y verbalizar, sobre todo las niñas”.
Además, tienen una mayor energía para hacer cosas, para hablar. Es una cuestión verbal muy fuerte que no paran de hablar, escuchan para entender conversaciones de adultos, tienen un vocabulario más extenso “y preguntan, qué quiere decir esto y qué decir esto otro, y luego lo incorporan a su vocabulario.
Andrew Almazán dirige desde hace 4 años las investigaciones científicas del Cedat en niños sobredotados, con trabajos como El perfil del niño, con más de 800 casos, la investigación en sobredotados más grande del siglo XXI a nivel mundial, concluyó la primaria a los 10 años y a los 11, la secundaria. A los 12 años inició estudios en Psicología y Medicina, estudió la maestría en Educación con especialidad en Desarrollo Cognitivo y es dooctorante en Innovación Educativa en la Escuela de Graduados en Educación del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) a los 21 años.
La fuga de los genios
Otro de los ejemplos de niños con mayor capacidad intelectual es el de Dafne Almazán, hermana de Andrew, quien terminó la primaria a los 6, un año después la secundaria, cursó la preparatoria en dos años, a los 10 empezó la universidad y se convirtió en la psicóloga más joven del mundo, con titulo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm).
Dafne, fue incluida en la lista de las 50 mujeres más poderosas de México, algo que califica de “impresionante”.
Jóvenes como ellos, son los que salen cada año del país a fortalecer las industrias científicas y económicas de otros países “y nos estamos quedando atrás”, señaló el director del Cedat, quien resaltó que si ya no se analiza por lo social, por lo menos se haga por lo económico y lo funcional de tener genios en el país, dijo el doctor para El Universal.