En el último lanzamiento del iPhone, antes de que el nuevo teléfono fuera presentado por Tim Cook, CEO de Apple, una leyenda de los pixeles le robó los reflectores: Shigeru Miyamoto, quien en 1985 lanzó de la mano de Nintendo el juego Super Mario Bros, apareció como salido de una de las tuberías del mundo de su personaje para dar una noticia que desde años muchos esperaban, pero que nadie pensó que sucedería en este evento: un icono de los videojuegos llegaría al iPhone.
De acuerdo con Milenio, Miyamoto presentó Super Mario Run, el primero de la saga en llegar oficialmente a un dispositivo, a un hardware que no es de Nintendo ni es una consola de videojuegos, con lo que revitaliza a una compañía que alcanzó su cumbre en la primera década del siglo y que intenta recuperar su sitio entre los gigantes de la tecnología.
La respuesta del mercado fue tan contundente como la de los fans: Al día siguiente las acciones de la firma en la Bolsa de Valores de Tokio tuvieron un salto de 13.2 por ciento, al pasar de 24 mil 695 a 27 mil 955 yenes (241 a 273 dólares).