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PÁTZCUARO, Mich., 1 de noviembre de 2018.- El Pueblo Mágico de Pátzcuaro empieza a despertar a la fiesta desde muy temprano.
Las personas comenzaron a prepararse para recibir a miles de turistas para vivir la Noche de Ánimas y mostrar al mundo la razón de ser un sitio preferido en estas fechas.
En la plaza principal, en la cual por cierto el sonido ambiental reproduce pirekuas y música tradicional purépecha, el tianguis artesanal luce en todo su esplendor. Muchos ya buscan llevarse algún recuerdo o invertirle un poco más en alguna artesanía que les guste.
Por las calles que flanquean la plaza Vasco de Quiroga, y en particular justo frente al portal que todo mundo aquí conoce como “del balcón tapiado”, hay muchos puestos donde la gente ofrece pintar los rostros como catrines y catrinas a niños y a quien quiera andar de calaca por 50 pesos.
En los portales, los visitantes, muchos turistas extranjeros, desayunan con tranquilidad mientras ven el trajín de la gente por las calles, no pasan vehículos, sólo personas pintadas, armadas con cámaras fotográficas, o llevando ramos de flores de cempasúchil.
“Hubieran arreglado antes”, “¡ten cuidado con el piso!”, “¡por ahí no!”, se escucha entre el decir de la gente que camina cerca de la plaza principal, porque el trabajo de arreglo en las calles está incompleto lo que ha causado que algunos estén a punto de tropezarse y otros eviten, en la medida de lo posible, pasar por ahí.
Al centro de la plaza principal, a los pies de la escultura del ‘Tata’ Vasco de Quiroga que se encuentra como parte de la fuente, se encuentra un colorido altar el cual es el centro de atención de los visitantes.
Muchos de ellos se congregan alrededor para tomar fotografías, la recurrida ‘selfie’ o simplemente admirarlo.
Pátzcuaro está tranquilo porque, conforme vaya cayendo la noche irá llegando a la fiesta más grande, y la gente llegará también para unirse a la celebración tradicional de Noche de Muertos o Ánimas, pero algunos más Solamente vendrán para alcoholizarse o “hechar desmadre” con el pretexto perfecto de la tradición.