En una de las cuatro mesas de trabajo, la de Seguridad pública y nueva política de drogas, coincidieron en la necesidad de reconocer el fracaso de la política prohibicionista y de aprender de la política regulatoria del alcohol y el tabaco, aunque la regulación no es una solución mágica para todo.
Los legisladores perredistas de diversos estados del país concluyeron también que el cambio debe entenderse como un proceso cauteloso y gradual, no como una revolución, por lo que se debe iniciar un estricto proceso de escrutinio y evaluación de las políticas de drogas, basado en indicadores de desempeño.
En ese proceso es indispensable promover protocolos de seguridad con base en el respeto a los derechos humanos y eliminar el populismo punitivo de las normas vigentes.
A esas conclusiones llegaron los diputados del PRD a partir de las reflexiones que hicieron sobre la legalización del uso de la mariguana para evitar la criminalización de adictos y poseedores de la droga.
El acuerdo fue la realización de encuestas para lograr la legitimación para lograr la regulación del consumo de la Cannabis con fines medicinales y recreativos.