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CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto de 2018.- A casi cinco años de los cambios estructurales en los subsectores de hidrocarburos y eléctrico, la Reforma Energética tiene elementos que si son bien aprovechados podrán convertirla en el mediano plazo en una palanca para el crecimiento económico y desarrollo de México.
De llevarse a cabo los ajustes requeridos en diversos temas pendientes, se potenciará el impacto positivo de dicha reforma. Así lo considera un balance de las reformas estructurales aprobadas en el presente sexenio, realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD), órgano del Senado de la República.
En el documento Reforma Energética: balance de cierre a 2018, indica que dicha reforma ha avanzado conforme a lo programado en su marco legal.
Sin embargo, el análisis abunda algunas áreas de oportunidad para fortalecer la implementación de esta reforma constitucional aprobada en diciembre de 2013.
Por ejemplo, el IBD platea llevar a cabo modificaciones a las reglas de acumulación del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo (FMPED) para incentivar su ahorro, fortalecer la capacidad de refinación de Pemex para mejorar la balanza comercial de productos petroleros, entre otros.
Con la creación del FMPED, se cuenta con fortaleza potencial de la reforma energética, ya que abre la posibilidad de que la riqueza petrolera de México pueda aprovecharse de forma inter-temporal, siempre y cuando se facilite la acumulación e inversión de ahorro de largo plazo a partir de los ingresos petroleros.
Para ello, el Instituto subraya que sería necesario aprovechar la oportunidad de buscar una mayor sinergia entre las reformas hacendaria y energética para reducir gradualmente, e idealmente de forma total, la dependencia de las finanzas públicas respecto a los ingresos petroleros.
Importación de gasolina, factor de deterioro de balanza comercial de productos petroleros.
El balance cuyo contenido se abundará en un foro convocado para este martes 7, urge a tomar medidas para aprovechar de forma óptima la capacidad instalada de refinación del país.
Según el estudio, actualmente dicha capacidad instalada se aprovecha aproximadamente en un nivel cercano al 40 por ciento.
Sin embargo, “la creciente importación de gasolina ha sido un factor decisivo para explicar el deterioro de la balanza comercial de productos petroleros, lo cual es un factor que puede afectar la competitividad del país”, advierte el análisis en materia de hidrocarburos y eléctrico.
El IBD señala sobre el desafío de fortalecer las finanzas de Pemex y CFE en un contexto de mayor competencia de mercado, pues asegura que una mayor fortaleza financiera de Pemex y CFE puede tener un impacto positivo en las finanzas públicas de México.
“Una de las mayores fortalezas de la reforma energética en el sub-sector eléctrico radicó en incentivar la participación de empresas privadas en la generación de electricidad a partir de fuentes renovables y limpias”, indica.
Cabe enfatizar que “la reforma energética es a final de cuentas una estrategia de desarrollo, y como tal debe buscar armonizar las distintas dimensiones de sustentabilidad (económica, social, ambiental e institucional).”
Persisten los cuestionamientos sobre el llamado fracking, cuyo componente de la reforma energética que, si bien podría impulsar importantes beneficios económicos dado el gran potencial de México en la producción de hidrocarburos shale, por otro lado, podría implicar afectaciones en las dimensiones ambiental y social de la sustentabilidad.
El Instituto Belisario Domínguez recomienda que, de seguir adelante con proyectos de fracking en México, se tomen las medidas necesarias para asegurar que se sigan las mejores prácticas internacionales en términos de mitigación de afectaciones ambientales y sociales en este tipo de proyectos.