Obama “instruyó al gobierno federal a proveer cualquier ayuda necesaria para la investigación y aportar a la comunidad”, señaló el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
Poco antes, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) puso en marcha la averiguación del tiroteo al interior del centro nocturno Pulse como si se tratara de un acto terrorista.
El agente a cargo de la oficina del FBI en Orlando, Dabby Banks, señaló que uno de los ángulos de la investigación busca determinar si el atacante, que fue abatido por la policía, tenía algún tipo de conexión con un grupo radical islámico o si se actuó por su cuenta.
El jefe de la policía de Orlando, John Mina, confirmó que el atacante portaba un rifle de asalto y un revolver, así como algún tipo de artefacto explosivo alrededor de su cuerpo.
El incidente detonó la movilización de decenas de agentes de los equipos tácticos de la policía local, que irrumpieron en el local luego que su atacante mantenía como rehenes a los asistentes.
La policía confrontó al individuo fuera del centro nocturno, lo cual provocó que éste se atrincherara dentro del establecimiento y tomará rehenes.
Al cabo de tres horas de infructuosas negociaciones, un equipo táctico de la policía irrumpió en el local con un automóvil blindado y abatió al atacante.
Al menos 20 personas han fallecido y otras 42 resultaron heridas, muchas de las cuales fueron llevadas a hospitales en camionetas particulares porque las ambulaciones fueron insuficientes.