Las poderosas explosiones se registraron casi al final del mes sagrado de Ramadán, cuando las calles estaban abarrotadas de jóvenes y familias que habían salido tras el ocaso, destacó Al Yazira.
La gran mayoría de las muertes se produjo en el primer ataque, cuando un coche bomba explotó en el distrito de Karada, en el centro de Bagdad, una zona predominantemente chiíta.
Entre las víctimas mortales se encuentran muchos niños, indicaron fuentes policiales.
Poco después, un artefacto explosivo improvisado estalló en un mercado popular en el barrio principalmente chiíta de al–Shaab. Se informó que al menos cinco personas murieron en ese ataque, y 16 resultaron heridas.
Tras los ataques, el grupo conocido como Estado Islámico (EI) dio a conocer en internet un comunicado en el que se atribuyó la responsabilidad por el ataque en el distrito de Karada.
Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad para el segundo ataque.
Los ataques se dieron a pesar de que las fuerzas iraquíes han recuperado terreno ocupado por el Estado Islámico, pero el grupo armado ha demostrado en varias ocasiones que sigue siendo capaz de lanzar ataques en territorio iraquí.
El Estado Islámico todavía controla Mosul, la segunda mayor ciudad en Irak.