En el edificio que funge como residencia oficial, cuya construcción data de 1785, y que sufrió daños durante la Primera Guerra Mundial, el mandatario, acompañado por su esposa, Angélica Rivera de Peña, fue recibido por el presidente federal de Alemania al pie de la escalinata del Palacio.
Ahí, se tomaron la primera fotografía oficial, para después ingresar y firmar el libro de visitantes distinguidos, tomarse una segunda fotografía y presentar a sus respectivas comitivas.
Un grupo de 25 estudiantes de entre ocho y catorce años de edad, de una escuela de Berlín, presenciaron la ceremonia realizada en los jardines del Palacio, donde la banda de guerra interpretó los himnos de México y Alemania.
Peña Nieto, ataviado con un traje oscuro y corbata verde, pasó revista a las tropas de honor y luego se acercó al grupo de estudiantes de países latinoamericanos, con quienes intercambió algunas palabras en español.
“Es muy precioso su país”, respondió un joven a la pregunta del presidente de si había visitado México.
Al término del acto, el titular del Ejecutivo federal se dirigió al Monumento de las Víctimas de la Guerra y la Tiranía, donde en una ceremonia depositó una ofrenda floral, acompañado por el Inspector General Adjunto de la Fuerzas Armadas y se guardó un minuto de silencio, en tanto un trompetista entonó la melodía Canción del buen camarada.
Peña Nieto recibió una explicación del memorial a cargo de Hubertus Von Rohr, jefe de Protocolo de las Fuerzas Militares, y posteriormente se trasladó hacia la alcaldía de Berlín Rotes Rathaus, donde firmó el Libro de Oro de la Ciudad de Berlín.
Al término de este acto, se dirigió al despacho del alcalde gobernador de Berlín, Michael Muller, con quien intercambió obsequios.