“Al menos 48 personas murieron en Tartus y 53 en Jableh, casi todos civiles, y muchas resultaron heridas por la explosión simultánea de siete coches bomba, cinco de ellos conducidos por kamikazes”, detalló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
“Sin duda de los peores ataques” contra estas dos ciudades desde el inicio del conflicto en Siria, en marzo de 2011, consideró Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
El Estado Islámico reivindicó los atentados contra “grupos alauitas (rama del islam a la que pertenece el presidente Bashar al Assad) en las ciudades de Tartus y Jableh en la costa siria”, informó la agencia Amaq.
Las localidades de Tartus y Jableh, de mayoría alauita, se habían mantenido relativamente al margen del conflicto.
Por su parte, la agencia estatal de noticias Sana informó de un balance de 78 muertos, 45 en Jableh y 33 en Tartus.
La televisión estatal difundió imágenes de una estación de autobuses tras una de las explosiones en Tartus, donde se podía ver minibuses calcinados junto a otros en llamas.