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GUADALAJARA, Jal., 28 de mayo de 2016.- El Plan Cóndor fue algo único. Un pacto entre seis dictaduras latinoamericanas para intercambiar información y sobre todo colaborar en secuestros y asesinatos de disidentes políticos que luchaban para derrocarlas.
Es una de las historias trágicas más conocidas de América, con centenares de víctimas. Y sin embargo, más de 30 años después de su acta fundacional, firmada el 28 de diciembre de 1975 en Santiago de Chile y encontrada en el “Archivo del Terror” de Paraguay, ninguna sentencia judicial había reconocido su existencia como una asociación ilícita organizada para matar, de acuerdo con un artículo de El País.
Argentina, un país en el que el proceso de los juicios de lesa humanidad está muy avanzado y no cesa, se ha convertido en el primero que condena formalmente a los jerarcas del Plan Cóndor en un larguísimo juicio con 105 víctimas y 18 imputados que empezó en 1999 con cinco casos y ha ido creciendo poco a poco. Un tribunal federal condenó por «asociacion ilícita en el marco del Plan Cóndor» entre 8 y 25 años a los principales imputados.
Entre los condenados está Reynaldo Bignone, último dictador argentino, y el general Santiago Riveros. También está el coronel uruguayo Manuel Cordero, que fue extraditado en 2007 a Argentina desde Brasil, y el exagente de la inteligencia argentina Miguel Ángel Furci, que recibieron las penas más altas, de 25 años de cárcel. No figuran los máximos jefes del Plan Cóndor porque han muerto, pero simbólicamente el proceso judicial también va contra ellos, señaló el diario español.
De hecho, el más cruel y conocido de los dictadores argentinos, Jorge Videla, murió tres días después de declarar en este juicio. Afrontar su responsabilidad en el Plan Cóndor fue lo último que hizo en vida. Videla aseguró ante el tribunal que se hacía cargo de toda la responsabilidad pero sin dar ningún detalle nuevo.
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