
Rescatan a joven con hipotermia en río de Puerto Vallarta
PUERTO VALLARTA, Jal., 11 de agosto de 2025.- Puerto Vallarta no solo es playas y montaña, sino también una gran diversidad de de atractivos, entre ellos los artísticos, tal es el caso de su Malecón, donde existe una galería de arte al aire libre.
Este espacio lleno de esculturas es un paseo histórico, lleno de emociones y conexiones.
A continuación, te presentamos algunas de las piezas más destacadas.
El niño sobre el caballo de mar, titulado Caballito de Mar, del artista Rafael Zamarripa (1976). Esta icónica figura, que aparece incluso en el logotipo de la ciudad, representa la alegría y la estrecha relación de Puerto Vallarta con el océano.
La Nostalgia, de Ramiz Barquet (1984). Representa a una pareja sentada en una mirada al horizonte. Es un símbolo del amor prolongado, basado en la historia personal del artista y su reencuentro con su esposa.
Tritón y Sirena, de Carlos Espino (1990). Está inspirada en la mitología griega, esta obra muestra a Tritón, hijo de Poseidón, y a una sirena. Refleja el vínculo romántico y ancestral con el mar.
En busca de la razón de Sergio Bustamante (2000). Se trata de tres figuras humanas que suben una escalera hacia el cielo en una búsqueda simbólica de conocimiento y libertad. Es interactiva, invitando a los visitantes a subir algunos peldaños.
Los Milenios (2001). Es una espiral de historia y esperanza: con ADN en la base y una paloma de la paz en la cima, representa el paso del tiempo y la evolución humana.
La naturaleza como madre, de Adrián Reynoso (1996). Se trata de una ola con formaciones humanas emergiendo de una concha espiral, que simboliza el poder y la evolución de la naturaleza. Diseñada para ser accesible e interactiva.
Origen y destino, de Pedro Tello (2011). Esta escultura está conformada por cinco diseños: un barco (nuevos horizontes), una quimera (máquinas), una ballena (nueva era), y un obelisco (trabajo humano), representa etapas clave de la humanidad.
La Rotonda del Mar, de Alejandro Colunga (1996). Un conjunto de 16 esculturas que fusionan sillas antropomórficas con elementos marinos fantásticos. Es una de las obras más interactivas y queridas por turistas, cargada de surrealismo y humor.
El unicornio de la buena fortuna, de Aníbal Riebeling (2007). Se trata de un caballito de mar que se transforma en unicornio tras emerger del mar, representando buena suerte. De tonalidad azul verdosa, es común tocarla como talismán.
El Sutil Comepiedras, de Jonás Gutiérrez (2006). Una escultura de bronce, de un payaso que sostiene una obsidiana, como si la fuera a devorar. Detalles únicos, como rostros en sus pantalones, la convierten en una obra misteriosa y llamativa.
Lluvia, de Jovian (2020). Representa a un hombre con los brazos abiertos disfrutando la lluvia. Simboliza apertura, alegría y conexión con el entorno tropical de Vallarta.
La Fuente de la Amistad. Es una obra otorgada por la ciudad hermana Santa Bárbara, California, conformada por tres delfines saltan formando un lazo simbólico de paz y hermandad.
Como ves, el Malecón de Puerto Vallarta, de aproximadamente 1.5 km, es más que un andador frente al mar: es un museo al aire libre, un punto de encuentro cultural que fusiona arte, historia y vida urbana, todo en un solo paseo.
Cada escultura tiene su propia historia y significado. Algunas invitan a la reflexión, otras al romance o la fantasía, pero todas forman un tejido artístico que define la identidad vallartense. Desde el viaje íntimo del Caballito de Mar hasta la trascendencia de Los Milenios, estas obras conectan pasado, presente y futuro.
Así es que la próxima vez que camines por este lugar, tómate un momento para descubrir el relato que cada escultura cuenta.