¡¡¡PLOP!!!
El costo mortal de las bebidas azucaradas en México
México ha sido señalado en varias ocasiones como uno de los países con mayor consumo de bebidas azucaradas en el mundo. Pero más allá de los datos de consumo, lo preocupante es el costo real de esta preferencia: la vida y la salud de miles de personas.
Un estudio publicado en Nature Medicine reveló que, solo en 2020, el consumo de estos productos estuvo relacionado con la muerte de 46 mil adultos en México por enfermedades como: diabetes y problemas cardiovasculares. No es un dato menor. Hablamos de un impacto directo en la vida de las personas, en sus familias y en el sistema de salud, que cada año destina miles de millones de pesos para tratar estas enfermedades.
Las cifras son contundentes. Se estima que el 30 por ciento de los casos de diabetes en el país tienen relación con el consumo de bebidas azucaradas, y casi el 15 por ciento de las muertes por esta enfermedad también están vinculadas a estos productos. En el caso de enfermedades del corazón, el 13.5 por ciento de los nuevos casos y el 9.2 por ciento de las muertes pueden atribuirse a estas bebidas.
El impacto no es solo en la salud de los mexicanos, sino también en el gasto público. Solo en 2022, el Instituto Mexicano del Seguro Social destinó 50 mil millones de pesos para tratar la diabetes, 37 mil millones para la hipertensión y 21 mil millones para enfermedades renales. En total, más de 100 mil millones de pesos anuales se gastan en atender padecimientos que, en gran medida, podrían prevenirse con mejores hábitos de alimentación.
Ante este panorama, especialistas han insistido en que es urgente reforzar las medidas para reducir el consumo de bebidas azucaradas. Se ha hablado de aumentar los impuestos a estos productos, restringir su publicidad dirigida a menores y eliminarlos del entorno escolar. Estas acciones no son nuevas, pero hasta ahora no han sido aplicadas con la firmeza que el problema exige.
El reto es enorme, porque el consumo de bebidas azucaradas está profundamente arraigado en la cultura mexicana. Sin embargo, los datos muestran que no se trata de una simple preferencia, sino de un problema de salud pública que está costando vidas y millones de pesos al país.
Reducir el consumo de estos productos no solo ayudaría a evitar enfermedades, sino que también aliviaría la carga sobre el sistema de salud. La pregunta es si habrá voluntad para tomar decisiones que, aunque impopulares para algunos sectores, podrían hacer la diferencia en la salud de millones de mexicanos.