Visión Financiera/Georgina Howard
«Since my baby left me, I find a new place to dwell». Se escuchaba en la radio en 1955. Era una voz metálica, eléctrica, potente.
Un joven en Liverpool de nombre John dijo: «Yo quiero ser así». Millones de personas se empezaron con la energía que manaba.
La música inauguraba un antes y un después.
El joven de Liverpool hizo su banda musical. Ésta sería la más famosa de la historia. ¿Ya adivinó? el joven era John Lennon, el grupo, The Beatles. De igual forma muchos querían ser como «los escarabajos».
La industria musical abrió contenidos. Se hablaba de amor pero, casi, solamente del erótico.
La música, al ser gran influencia empezó a cambiar estructuras mentales.
Libertad sexual, libertad de costumbres. «El hombre se hace a través de las experiencias» diría el filosofo Sartre. Sicodelia, drogas libertinaje moral.
Eso, a través del tiempo ha ido evolucionando, no para bien.
Hoy, en nuestros días la música hace apologética de aberraciones sexuales, defensa del crimen y tergiversación de valores.
En buena parte lo inició el joven del copete y de la cintura del movimiento ambiguo. Nunca imaginó lo que seguiría después.
No consumamos música, ni cantantes que promuevan antivalores. La música influye en el comportamiento. Podemos decir «Sois lo que oís».
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– Mamá, mamá, de grande quiero ser peso completo..
– ¿Por qué?
– ¡Si Peso pluma trae «viejas bien buenas» imagínate un peso completo!
¡¡¡PLOP!!