Descomplicado
La clase media se la ha tomado personal
En la víspera de las elecciones presidenciales del 2 de junio, México se encuentra en un estado de polarización profunda. Desde el púlpito presidencial, las injurias hacia la clase media se han convertido en un tema recurrente. Adjetivos como «aspiracionistas» y «críticos del sistema» se han lanzado repetidamente, alimentando un ambiente de confrontación. El presidente Andrés Manuel Lopez Obrador ha señalado que, al salir de la pobreza extrema, la clase media olvida sus orígenes y se vuelven unos críticos insoportables del gobierno. Estas palabras, pronunciadas en sus conferencias mañaneras, han resonado con fuerza en el tejido social del país.
En la elección de 2018, la clase trabajadora, que sostiene la economía del país a través del pago de impuestos, mostró un gran apoyo a Andrés Manuel López Obrador. No obstante, con el paso del tiempo, muchas personas de este estrato social han comenzado a cuestionar la gestión de la política económica y de seguridad del país.
Este descontento se ha transformado en una postura personal contra el Presidente y su candidata presidencial. Mientras que el Gobierno actual apuesta a que los 35 millones de beneficiarios de becas y programas sociales voten a favor de Morena en estas próximas elecciones; sin embargo, la realidad puede ser más compleja.
La denominada Marea Rosa representa un voto oculto que no ha sido captado en las encuestas telefónicas o cara a cara, que auguran la victoria de Claudia Sheinbaum.
La clase media se ha unido bajo esta marea, apoyando a Xóchitl Gálvez no necesariamente porque la consideren la mejor candidata, sino porque creen que esta elección podría marcar el fin de la democracia y la instauración de un sistema político autoritario.
Un dato interesante, y quizás subestimado, es que más del 55 por ciento de la población votante pertenece a la clase media. Si todos ellos salen a votar, el panorama electoral podría cambiar drásticamente, brindando una oportunidad inesperada a la oposición frente al régimen de la Cuarta Transformación.
La clase media mexicana se encuentra en una encrucijada histórica. No se trata solo de una elección presidencial, sino de una batalla por la preservación de la democracia.
Las críticas del Presidente hacia este sector han encendido una llama de descontento que podría redefinir el futuro político del país. La clase media, consciente de su poder y de la importancia de su voto, se prepara para hacer sentir su voz en las urnas, con la esperanza de un cambio significativo en la dirección del país.