Libros de ayer y hoy
Algo que he estado reflexionando mucho últimamente al fungir como Secretario Técnico de la campaña de Pablo Lemus, candidato a la gubernatura de Jalisco por el partido Movimiento Ciudadano, es que estamos por concluir una campaña electoral que se ha caracterizado por una alta incidencia de la participación ciudadana y apoyo honesto hacia nuestros candidatos de Movimiento Ciudadano de Jalisco y de México, en todos sus niveles de representación electoral.
No obstante, algo que he percibido con preocupación es el apoyo que se le ha dado a los candidatos del partido Morena, ya que he notado un cierto romanticismo colectivo de sus seguidores hacia los candidatos que también contienden por todos los niveles de elección. Si bien, el término romantizar puede tener múltiples significados como el de fantasear o idealizar, puedo llegar a entenderlo mejor de esta forma: romantizar es igual a desencanto o decepción.
A que me refiero con esto, ¿Por qué lo conceptualizo de esta forma? Que pareciera un poco fatalista y negativa. Lo significo de esta manera, por dos razones. La primera es que en la última década el mundo ha sido testigo de un retroceso democrático en un número sin precedentes de países. El retroceso democrático se refiere a la erosión incremental de las instituciones democráticas que conduce a un régimen más autocrático y autoritario.
Y la segunda que nos concierne como mexicanos es porque la idea de simpatizar con el partido de Morena y de romantizar a su ídolo casi mesiánico Andrés Manuel López Obrador y a sus descendientes morenistas que se postulan para la gubernatura como Claudia Delgadillo en Jalisco y para la presidencia nacional Claudia Sheinbaum, aumenta el circulo vicioso de la relación entre corrupción, autocracia y derechos humanos.
En esta relación he notado que en los últimos 6 años desde que el partido Morena tomó el poder en México, se ha magnificado el deterioro de una democracia donde la corrupción no ha sido controlada y esto a su vez ha facilitado el aumento de abusos contra los derechos humanos que consolidan aún más los modos autoritarios de gobernanza que tiene Morena.
El cambio que muchos mexicanos estuvimos esperando en las elecciones del año 2018 solo repitieron la demagogia de los partidos autocráticos y autoritarios del pasado como lo fue el PRI, Morena no ha significado el cambio y ni se convirtió ni será la esperanza de México.
Morena como partido político idealizado y romantizado solo nos ha llevado a que nuestro sistema político caiga en deterioro. México ha funcionado como una democracia electoral durante casi tres décadas, con competencia política y una sociedad civil vibrante. Sin embargo, el deterioro de la democracia en nuestro país ha venido acompañado de un aumento de la corrupción, ya que muchos de los elementos constitucionales de una democracia, como el estado de derecho, la independencia de poderes y los derechos políticos y civiles, se han erosionado con ella, dejando espacio para que florezca la corrupción.
Por otro lado, como si no tuviéramos suficiente con esto. Andrés Manuel López Obrador ha creado su personalidad política romantizada como si fuera un guerrero de la justicia social asediado que enfrentó y finalmente derrotó a una élite económica corrupta que le robó dos veces la presidencia, convirtiendo al INE su mayor enemigo al grado de querer desaparecerlo.
Entonces, ¿No creen? Que, si continúa el partido Morena en el poder del sistema político mexicano, no estaríamos autosaboteando los problemas democráticos que tenemos y no estaríamos arruinando el Movimiento de los buenos gobiernos que se están construyendo para ser Siempre Mejores.