Libros de ayer y hoy
Desde niños algunas o la mayoría de las veces escuchábamos a nuestras familias hablar de política, partidos, candidatos y sobre todo del voto, a quienes íbamos a elegir de presidente de México, de gobernador del estado, de presidente municipal y demás representantes, en pocas palabras, por quienes se iba a votar. Quizás, cuando escuchábamos esas conversaciones no entendíamos mucho, porque nuestras preocupaciones durante la infancia eran otras, además de que no imaginábamos el impacto que esas charlas significan ahora que somos adultos.
Teniendo en cuenta este recuerdo y ahora que soy adulto puedo comprender con más precisión y también preocupación lo que verdaderamente significa el voto y el derecho de ejercer esta responsabilidad cívica y compromiso ciudadano.
Para ello, me gustaría compartir mi reflexión personal, ya que considero necesario que como ciudadanos primero podamos entender que, en cada elección, la educación cívica de los votantes es necesaria para garantizar que todos los electores (hombres y mujeres por igual) comprendan sus derechos humanos, su sistema político, las contiendas electorales para que decidan cómo, dónde y por quienes votar.
Por otro lado, he llegado a comprender que para que una elección sea exitosa y democrática, los votantes debemos ir más allá de conocer nuestros derechos y responsabilidades, es necesario que tengamos suficiente conocimiento y estar bien informados para emitir votos que sean legalmente válidos y participar significativamente en el proceso de votación.
La educación cívica de los votantes tiene un impacto sin precedentes en el futuro de los países que en este año 2024 también tienen elecciones, por eso me gustaría que la comunicación política de los procesos electorales en México y en el resto de los países siempre sea transparente y libre de toda ideología. La base de la confianza pública está determinada por el contexto político más amplio en el que se llevan a cabo las elecciones, no sólo por la calidad del proceso electoral en sí.
Desde esta perspectiva, debemos aceptar como políticos y ciudadanos que las elecciones no son un fin en sí mismas. Su propósito, tal como lo establece la Declaración Universal de Derechos Humanos, es conocer la voluntad del pueblo respecto a su gobierno. Las elecciones y el voto son procesos para conferir legitimidad para gobernar y resolver pacíficamente la competencia política. Una elección y voto genuino es, en última instancia, es el resultado reflejado de las elecciones libremente expresadas por el pueblo.
Continuando, con este eje de análisis quiero agregar la reflexión del significado del voto. La votación es el concepto fundamental de toda nuestra estructura democrática. Pensamos que votar es un derecho fundamental, el más fundamental, en nuestra democracia. Cuando un grupo de ciudadanos elige colectivamente a sus representantes, afirma la noción de que nos gobernamos a nosotros mismos mediante la libre elección.
El derecho de un individuo a votar vincula a esa persona a nuestro orden social, incluso si esa persona decide no ejercer ese derecho. La votación representa el comienzo; todo lo demás en nuestra democracia depende del derecho al voto. La participación es más que un simple valor. Es una virtud fundamental de nuestra democracia, y para seguir siendo Siempre Mejores.