Libros de ayer y hoy
Poder volver a abrazar a su padre, tenerlo de frente y decirle: ‘sabía que siempre regresas’, es una escena que muchos quisieran vivirla; por su hijo, hija, madre, hermano, hermana.
El pasado lunes el gremio periodista se vio profanado, derribado y lastimado. Nos faltaba uno, nos faltaba el compañero Jaime Barrera, quien fuera privado de su libertad por varios sujetos armados quienes lo llevaron en una camioneta sin que tuviera oportunidad de ver el rumbo que tomaron.
El espacio radiofónico, televisivo e impreso quedó vacío, nos faltaba Jaime. Su familia confirmó lo que sucedía, y al verse golpeado en su orgullo el gremio de periodista, reporteros, editores, camarógrafos, directivos salieron a la calle para alzar la voz y exigir la aparición del amigo, compañero, consejero, jefe y maestro, Jaime Barrera.
Nos habían lastimado y no podíamos estar callados. El grito fue escuchado y por fortuna fue liberado por los criminales, quienes tras amenazarlo lo dejaron en el municipio de Magdalena, sin daños que tuviéramos lamentar.
Ese día el gremio periodístico entendió una cosa: no podemos callar, necesitamos gritar y defender nuestra libertad, no ceder a las amenazas y sí unirnos contra quienes quieren enmudecer nuestra labor.
No fueron las autoridades, ni locales ni federales quienes liberaron a Barrera, fueron las decenas de compañeros de periodistas quienes desde darse a conocer la noticia comenzaron a difundirla; de quienes salieron a gritar que era nuestro y nos faltaba. Así lo entendieron los criminales quienes le dieron su libertad.
Jaime Barrera está entre nosotros, vivo y listo para seguir realizando su labor informativa, pero también nos quedó claro que el gremio está a merced del hampa. Vivimos un sexenio que ha lastimado a los periodistas, un sexenio que contabiliza y sigue sumando comunicólogos asesinados.
Vivimos un sexenio que no se cansa de culpar, señalar y hasta publicar datos personales de los comunicólogos para facilitar las acciones del narco.
Dicen que al buen entendedor pocas palabras y con las acciones del presidente, Andrés Manuel López Obrador, queda demostrado que si escribes, opinas o informas algo que lo pongas en contra de su doctrina debes de atenerte a las consecuencias.
Y ha quedado demostrado que somos vulnerables a cualquier hora del día, en cualquier lugar y que sólo se les da la gana a los delincuentes y te privan de la libertad o asesinan para callarnos, pues no existe quien nos defienda.
Hoy solo nos tenemos entre nosotros, y es necesario exigir que se respete nuestra labor y que nada ni nadie quiera apagar nuestra libertad de expresión.
Y así como regresó Jaime, nuestro trabajo va encaminado a que los miles de desaparecidos regresen a sus hogares y que hijos, padres, madres, hermanos, puedan decir: sabíamos que regresarías.
Bienvenido Jaime, que tus letras sigan llegando a quienes tengan que llegar y que tu labor siga siendo nuestro estandarte; hoy quisieron callarte, pero se les olvidó una cosa, es tu pasión y dudo que la puedan callar.