Unos Doritos que cuiden al campo mexicano, la meta de PepsiCo
GUADALAJARA, Jal., 8 de enero de 2024.- Ni los señalamientos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por presuntas negligencias médicas, ni la queja directa de los derechohabientes por el mal servicio, las fallas en el sistema de cómputo para la atención a usuarios o las largas filas para el surtido de medicamentos, hacen que las cosas cambien al interior de la Clínica 53 del Seguro Social, en Zapopan.
Quadratín Jalisco presenta sólo algunos de los hallazgos que se encontraron por este medio en un recorrido realizado en la primera semana del 2024.
¿Y el elevador?
Los voluntarios se acomiden para superar el problema de la movilidad de una persona discapacitada al interior de un edificio que se supone debe ser ejemplo de accesibilidad y posibilidades de desplazamiento, pero la realidad supera toda la ficción y entonces la verdad se vuelve cruel.
Los propios derechohabientes se ponen de acuerdo para levantar en vilo y con todo y su silla de ruedas, a una mujer que no puede subir a la segunda planta de la Clínica 53, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Zapopan. Ahí aclaran los propios ciudadanos no hay elevador y la dama que requiere llegar a la planta alta debe pedir ayuda a quienes pasan junto a ella.
La 53 es una clínica familiar que apenas tiene unas cuantas décadas de construida y edificada en pleno corazón de la ex Villa Maicera, justo donde nace la avenida Juan Pablo II y confluye con la avenida Hidalgo.
¿Por qué quitaron el mingitorio?
Los hechos demuestran que el inmueble se hizo viejo en muy poco tiempo. En los baños no hay jabón para lavarse las manos (algo que debió quedar como obligatorio después de la pandemia) y alguien en el sanitario de hombres retiró el mingitorio.
Ahora hay que hacer cola para orinar, en el momento en que las tres tazas de los excusados están ocupadas y cuando la demanda supera la capacidad de servicio.
¿Y la megafarmacia?
Finaliza 2023 e inicia el nuevo año, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, anuncia con bombo y platillo y a través de todos los medios, la puesta en operación de lo que se ha denominado la megafarmacia para surtir de medicamentos a todo el país y superar las críticas hacia su gobierno por la falta de los fármacos, pero en Zapopan todo hace indicar que esa noticia corresponde a otro país o a otro mundo.
Desde el martes 02 y hasta el viernes 05 de enero, la fila para poder conseguir las medicinas acumula en promedio, una hilera de 70 a 100 personas. Todos a la espera de ser atendidos por los dos únicos empleados que despachan en el lugar presionados y de mala gana, como si los derechohabientes fueran los culpables de la falta de personal o de organización.
Para nadie es un secreto que hay que esperar hasta por más de una hora para ser atendido en el surtido de las recetas y no existen miramientos, personas enfermas, en sillas de ruedas o con bastón, todos tienen que esperar a que les toque su turno, en una condición de falta de respecto a las personas discapacitadas o a los ancianos.
Ahí todos marchan en la misma fila, paradójicamente en una institución de salud, que en teoría debería velar en primer lugar por las personas discapacitadas o de la tercera edad.
Esa clínica fue señalada en mayo de 2022, ante diferentes medios de comunicación, por la falta de medicamentos para atender a personas afectadas de cáncer. A juzgar por la tardanza en el servicio todo hace indicar que el problema se mantiene.
Los distintos consultorios lucen repletos de pacientes, muchos afectados por las bajas temperaturas que azotan a México y que dejan como saldo miles de ciudadanos enfermos de sus vías respiratorias.
Acudir al área de urgencias de la 53, es comprobar que la palabra urgencia no tiene nada que ver con la posibilidad de ser atendido en forma rápida y expedita. Por el contrario, para poder ser atendido en urgencias el enfermo debe entender que pueden pasar de 4 a 5 o 6 horas para poder recibir el servicio, a los que bien les va.
Hace unos días la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió la recomendación 235/2023 en contra del mal servicio proporcionado por dos hospitales y una clínica del Seguro Social en el estado de Jalisco que derivó en la muerte de una mujer, quien perdió la vida tras dar a luz, el 1 de febrero de 2020.
La occisa tenía asignada la clínica 53 para su atención médica. Derechos Humanos aclara que la mujer falleció 5 días después del nacimiento de su hijo a consecuencia de un paro cardiorespiratorio que tuvo sus antecedentes la atención médica inadecuada en donde resultan involucradas 11 personas del Seguro Social y en una negligencia que se inició en la Clínica 53, luego en el Hospital Ayala y finalmente en el Centro Médico Nacional de Occidente.
¿Cuándo regresará el sistema?
La ventanilla donde se reciben las solicitudes de pensiones es un espacio atendido por tres personas, dos mujeres y un hombre que a inicios de año se la viven toreando el reclamo de los derechohabientes ante la falta de sistema para poder ingresar a nuevas personas o checar la resolución de quienes ya hicieron el trámite de pensión.
Pasa la primera semana del año y la “gran novedad” es que en toda la semana no hubo sistema para poder comprobar el estatus de las solicitudes de los derechohabientes. Una semana sin sistema y nadie reclama.
Atrás del cristal de la ventanilla del servicio para dar de alta a los nuevos pensionados, uno de los empleados se limita a repetirle a los ciudadanos que no tiene sistema y que si gustan pueden regresar al siguiente día.
El hombre habla y ni siquiera voltea a ver a su interlocutor y se dedica a limpiar con un pedazo de trapo el teclado de una vieja computadora, que cuando menos tiene una antigüedad de 25 a 30 años. Así es el trato al derechohabiente, una característica de los trabajadores que no cambia en el IMSS.
Frente a la ventanilla de ese servicio los derechohabientes se tienen que dar orden ellos mismos y preguntar quién es la última persona que llegó para saber en qué momento tendrán que ser atendidos, ahí ni existe ninguna forma de conseguir una ficha para la atención y el propio usuario se las ingenia para resguardar el lugar que le corresponde.
En la 53, al igual que en muchas otras clínicas del Seguro Social proliferan vendedores de servicios de asesorías que invaden pasillos dedicados a los pacientes y se dedican a ofertar diferentes empresas privadas dentro de un espacio público sin ser molestados por el único guardia de seguridad privada que se ve en ese lugar.
Una mujer que se da cuenta del recorrido que hace este medio de comunicación por la clínica familiar en Zapopan, le aclara a la reportera que se trata de uno de los mejores servicios y reta a visitar Tlajomulco o Tonalá o la Clínica del Ayala o la 110 de Oblatos. ¿Por qué no van allá? “Vayan para que vean y comprueben que están igual o peor que esta, la clínica 53 de Zapopan”.