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GUADALAJARA, Jal., 11 de febrero de 2023.- Entregarse a su trabajo y creer en que los pacientes van a salir adelante, incluso aunque todo parezca indicar lo contrario, es algo que caracteriza a doctora Ana Alicia Velarde Pineda, jefa del servicio de terapia intensiva del Hospital General Regional (HGR) No. 180 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco.
Su labor que desempeña desde hace 15 años no es nada fácil. Cada día debe atender a los pacientes más graves, al tiempo que es esposa y madre de cinco hijos.
En el marco del Día de la Médica que se celebra este 11 de febrero, aseguró que el hecho de ser mujeres y procrear una familia, no debe ser impedimento para seguir los objetivos profesionales que cada una se plantee.
En su caso, la medicina fue una vocación que profesó desde niña; la constató en un viaje que realizó como misionera durante un desastre natural ocurrido en Tabasco, cuando tenía 14 años.
Cuando inició su carrera ya era madre de un hijo, pero esto no fue impedimento para que ella se pudiera especializar en medicina interna en el HGR No. 46, del mismo Instituto, y posteriormente en terapia intensiva.
Comparte que fue gracias a sus maestros que aprendió la importancia de un trato cálido a los compañeros y ahora a sus alumnos.
“Siempre me gustó el paciente grave, aquel que requiere de investigación, seguimiento estrecho. Disfruto esa adrenalina porque quiero ayudar a la gente, por eso estudié esta carrera”, compartió.
Una de las anécdotas más bonitas que recuerda fue hace poco con un paciente de 19 años de edad.
Tuvo un accidente vial y sufrió trauma de cráneo severo. Pese a que empezaron a desarrollarse datos de muerte cerebral, la doctora Velarde y su equipo, incluido el servicio de neurología, decidieron luchar hasta el final, aplicando medicamentos y cambiando el apoyo ventilatorio. Gracias a eso, el joven se sigue recuperando al lado de sus seres queridos.
“Se salvó una vida, y es que de eso se trata, de entregarte a lo que haces, de creer que los pacientes pueden salir adelante, incluso aunque todo parezca indicar lo contrario. Seguido vienen personas a agradecernos y es muy gratificante haberlos visto al borde de la muerte y saber que de cierta forma contribuimos a que sigan con nosotros”, aseveró.
Su esposo y su padre han sido pilares fundamentales para que pueda cumplir con sus roles como profesional de la salud y madre de familia. Además sus hijos, uno de ellos universitario, dos más cursando la preparatoria y los más pequeños la primaria, la apoyan y entienden que hay momentos para convivir en familia y otros para el trabajo.
“Hombres y mujeres podemos hacer las mismas cosas, quizá la diferencia en este ámbito sea que nosotras tendemos a ser maternales y eso es un extra en el cuidado de los pacientes. A alumnas y alumnos yo les digo que debemos dar lo mejor, pensando en que la persona que tenemos enfrente puede ser un familiar, debemos tratarla con calidad y con calidez humana”, finalizó.