Se preparan Pachuca y Al Ahly por el boleto a la final intercontinental
GUADALAJARA, Jal., 26 de mayo de 2022.- La carrera de Blanca Félix ha sido toda una aventura. Llegó a las visorías del Guadalajara sin tener un lugar seguro, antes de comenzar la Liga MX Femenil. Logró quedarse como tercera portera y desde ahí, la paciencia sería requisito indispensable para esperar su oportunidad. Cuando la tuvo, no soltó el puesto. Hoy, es dos veces campeona con el Rebaño Sagrado.
El ascenso fue meteórico. Karen Gómez era la titular de Chivas. Una lesión la dejó fuera. Vino Ana Paula Ruvalcaba, quien perdió el puesto eventualmente. Entonces, llegó el tiempo de Blanca Félix en el Apertura 2017, el primer torneo de la Liga MX Femenil. Su historia se convirtió en motivo de inspiración para otras jugadoras, pues se conoció el esfuerzo que hizo para dar el salto desde Colonia Sinaloa, un poblado de 500 personas, en el municipio de Angostura, Sinaloa.
Tocó la gloria al conquistar el título de aquel certamen, venciendo también a Pachuca. Más tarde llegarían los tiempos complicados. Guadalajara alcanzó una nueva Final, que perdió contra Tigres. Ahí conoció los abucheos. Los aficionados se metieron fuerte con ella, pues le responsabilizaban por algunos de los goles.
“Me costó mucho, pase momentos muy complicados, sobre todo me golpeó el hecho de la Final pasada, que recibí mucho veneno de la afición y me dolió mucho. Al final, no tiré la toalla, seguí trabajando, quería pagar eso que sentía que le debía a la afición de lo que viví en esa Final”, recuerda la guardameta de Chivas.
Luego vino una lesión. El puesto ya no era suyo. Comenzó a alternar con Celeste Espino, a quien se ve en la institución como el futuro de la portería rojiblanca, tanto por su edad, como por sus condiciones futbolísticas e incluso por la estatura, superior al promedio de las arqueras que hay en el futbol mexicano.
Desde que Edgar Mejía era el técnico, se alternaban el puesto. Un partido cada una. Eso se mantuvo con Juan Pablo Alfaro. Pero finalmente, el Pato terminó por inclinar la balanza a favor de la experiencia de Blanca Félix. Dueña del arco nuevamente, la sinaloense se convirtió en pieza clave del reciente campeonato.
En la final de vuelta contra Pachuca, le atajó un penal a Charlyn Corral, cuando el marcador global estaba 4-3 a favor del Guadalajara. Ya no se movió. La intervención de Blanca Félix terminó por ser definitiva para que el Rebaño Sagrado levantara el trofeo de campeón por segunda vez en la historia de la Liga MX Femenil. Y ella terminó cobijada por 40 mil personas gritando “¡portera, portera!”.
“La verdad que no tengo palabras, no lo podía creer lo que estaba viviendo. Una vez en el Azteca ya me habían ovacionado, pero aquí en el Akron fue increíble. Tengo tan presente esa sensación que tuve al atajar el penal y cómo explotó el Akron. Es de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida”, sentenció Blanca Félix.
Su historia es un ejemplo de superación constante. Perdió a su papá a los cuatro años de edad. Su mamá se mudó entonces del pequeño poblado de Colonia Sinaloa en busca de un mejor sustento para la familia. Se lanzó a la aventura con Chivas sin tener siquiera un lugar seguro. Llegó a Guadalajara con ropa para dos días y ya lleva cinco años en una carrera que le dio la satisfacción ya de ser dos veces campeona de la Liga MX Femenil.