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Plantea Lemus un parque lineal que conecte avenida México con Chapultepec
SAN PEDRO TLAQUEPAQUE, Jal., 11 de febrero de 2022.- Ser mujer y pertenecer al ámbito de la ciencia sigue siendo un reto para quienes tienen estas aspiraciones, así lo revela un estudio del Instituto de Estadística de la UNESCO, de acuerdo con el cual las mujeres en la ciencia representan menos de 30 por ciento de los investigadores del planeta.
Solamente 22 mujeres han recibido el Nobel en las categorías de Física, Química y Fisiología, en total se ha entregado a 876 hombres (94 por ciento) y a sólo 58 mujeres (6 por ciento).
En México, 36 por ciento de los 27 mil 800 integrantes del Sistema Nacional de Investigadores son mujeres y se ha confirmado que las mujeres perciben menos salario que sus colegas hombres.
“Soy una persona matemática que resulta ser una mujer”: así expresaba la matemática estadounidense Karen Uhlenbeck su deseo de ser valorada por su trabajo, antes que por su género. Su comentario, en pleno siglo XXI, sigue siendo pertinente.
Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fecha en la que la reivindicación de la igualdad de las mujeres en el campo científico recuerda lo lejos que estamos de revertir esta tendencia, de la cual México y Jalisco no se escapan.
Un ejemplo: Jaqueline Ivonne Bernal Franco, oriunda de Torreón, Coahuila, es coordinadora de la Licenciatura en Ingeniería en Mecatrónica en el ITESO. Doctora y maestra en Ciencias en Ingeniería Eléctrica, con especialidad en Mecatrónica y Control Automático por el Instituto Tecnológico de la Laguna (ITL), y continúa anhelando encontrar más espacios para la mujer en el desarrollo científico institucional del país.
Cuestiona el hecho de que siga considerándose que el avance de las mujeres en este ámbito enfrenta una limitante biológica, que podría no serlo de no haber códigos culturales arraigados en el machismo: la maternidad. Compaginar tiempos laborales con la crianza constituye un demérito para el currículum de las investigadoras y una clara desventaja frente a sus compañeros hombres.
“Tenemos la idea de que el hombre se va a trabajar y la mujer se queda en casa, él sí se puede casar, tener sus hijos y seguir estudiando sin ningún problema. La mujer tiene que decidir entre casarse y tener niños o estudiar. Todavía es complicado ser mujer y dedicarse a la ciencia: siempre está el tema de tener que renunciar a una cosa u otra, o esperarte un poco para tomar las dos”, reconoce Bernal.
Pese a lo sombrío del panorama, Bernal Franco espera que las nuevas generaciones de mujeres científicas no dejen de insistir en romper el techo de cristal que las separa de los investigadores masculinos.
“Hay que seguir los imposibles, porque los imposibles nos mantienen vivos. Necesitamos mucha gente que siga creando, que siga pensando que sí se puede, porque son quienes van abriendo paso a los que siguen”, afirma la académica de 33 años.
Vivir entre robots
Aunque, por el momento, las labores administrativas que implica coordinar una licenciatura ocupan buena parte del tiempo de la doctora Jaqueline Bernal Franco, su mirada y su deseo no dejan de estar en los campos de la investigación científica, en su caso en el desarrollo de modelos matemáticos que permitan definir comportamientos y control de robots.
El campo de la robótica y la mecatrónica es tan amplio que incluye desde el diseño de la parte mecánica de los robots hasta la instalación de motores y de sistemas electrónicos, y finalmente el desarrollo de algoritmos y pruebas de estabilidad, actividad en la que ella se ha especializado.