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GUADALAJARA, Jal., 16 de enero de 2022.- Dentro de los estrenos de esta semana destaca la cinta Spencer con la participación de la actriz Kristen Stewart en el papel de la princesa Diana y bajo la dirección de Pablo Larraín, el cual sirve como un retrato de lo que estaba pasando la difunta realeza justo antes de su decisión de divorciarse del Príncipe de Gales.
En conferencia de prensa virtual Kristen Stewart y Pablo Larrin comentaron sobre los momentos emotivos de la película, para el director.
“Creo que algo que me llama la atención de eso son sus últimas palabras después del accidente automovilístico. Alguien viene en su ayuda, y ella mira a esa persona y pregunta: ¿Qué pasó?”.
Por su parte Stewart señaló. “Y es literal, hay algo en esas palabras que suena como una referencia a toda su vida. No es, ¿Qué pasó en los últimos 10 minutos? Es ¿Qué pasó? Es una pregunta más grande y ese es el destino más conmovedor, absurdamente doloroso”, comentó.
Ambientada en diciembre de 1991, la familia real británica se prepara para pasar las vacaciones de Navidad en Sandringham House de la reina en Norfolk. Entre los asistentes se encuentra Diana, princesa de Gales, cuyo matrimonio con el príncipe Carlos se ha vuelto tenso debido a su romance con Camilla Parker Bowles.
Mientras el considerable personal de Sandringham House, dirigido por Alistair Gregory, se prepara para la llegada de la realeza, Diana conduce por la campiña de Norfolk.
Diana llega a una recepción apática en Nochebuena, sus hijos Guillermo y Enrique están emocionados de verla, pero ella no intenta socializar con la familia real, que en su mayoría la ignora.
La única amiga de Diana en la finca es la tocadora real, Maggie, quien la anima a combatir de inmediato a la familia real y cumplir con las obligaciones que se esperan de ella.
Diana encuentra un libro sobre Ana Bolena en su habitación asignada y comienza a tener sueños sobre Bolena, llegando a creer que el fantasma de Bolena la persigue en su capacidad como compañera abandonó a la esposa real.
Sin duda que la difunta princesa de Gales se convirtió en una figura importante cuando se casó con Charles, pero cuando se enfrentó a problemas de salud mental como un trastorno alimentario y depresión, la reacción de la corona fue inútil y pidiéndole que siempre pusiera una cara feliz.