
Toma y daca de la relación México-Estados Unidos
Andrés docente, académico, conductor…
Las últimas emisiones del show, ahora musical, de las mañanas, desde Palacio Nacional han mostrado un personaje central polifacético: educador desde el púlpito, observador agudo de la realidad, analista político y de medios, conductor simpático de una emisión en pos de la mayor audiencia. Hasta director de medios…
Andrés que tira “choros” educativos para la nación. Algunos muy bien fundamentados y sólidos. En temas variados, disertaciones sobre la nutrición de los mexicanos, que van desde la crítica afortunada a los refrescos, con sus altísimos contenidos de azúcar, hasta las comidas chatarra. Elucubraciones sobre las falencias que ocasionó la educación en las generaciones, mal formadas por los criterios neoliberales y la educación por competencias. Andrés, historiador, que cuestiona el avasallamiento del pasado indígena, y de pasada arremete contra Krauze y Aguilar Camín, para no perder la costumbre.
Andrés, conductor de medios, que, tras la severa crítica de que su show es aburrido, ahora revitaliza las emisiones con canciones elegidas, sin más criterio que sus propias preferencias personales, en torno a los temas que va improvisando en el trascurso de su programa. Pero también Andrés director de contenidos en los medios. Basta que toque un tema, como por ejemplo el de la reiterada solicitud de perdón a España, por las atrocidades, indiscutibles, de la conquista, para que todos los canales de televisión oficiales, emitan, indiscriminadamente, horas y horas de programación al respecto: Documentales, talk shows, mesas de análisis, notas y reportajes en noticieros oficialistas…
Andrés académico: largas disertaciones sobre el poder político, a veces perfectamente concertadas con la participación de un “reportero” palero, guiado por el director del show, el floor manager Jesús Ramírez, para dar pie al lucimiento del conductor del programa. Así, Andrés brilla con asertos razonables que dejan ver la capacidad de diagnóstico, casi siempre preciso, de aquel luchador social devenido en político institucional. O lo colocan en “modo mitin” para arremeter contra sus eternos adversarios conservadores, uno de los puntos fuertes de su discurso.
Andrés, analista, repetitivo crítico de la estructura de poder de los medios. Sabedor de los intereses de dueños de empresas de comunicación, de alcances de éstas en materia de auditorio. Andrés juzgador e inquisidor, sin más criterio que su propia visión, de la verdad o la mentira en los medios. Andrés crítico incesante de Reforma y el Universal.
Un show cómico, musical, didáctico, crítico, en el que el polifacético conductor del programa, entretiene a su auditorio con recursos variados, en busca del rating, de la popularidad, de la preferencia de la audiencia, del trending topic, de mantener el número de “followers” y seguir siendo influencer notable en el rango mundial. Hay que competir con Luismi o estar al nivel internacional de Cristiano… El show debe continuar…
Entretanto, algunos añoran la presencia del López Obrador presidente, estadista, jefe de Estado y de Gobierno. Ah, por allí desliza un anuncio: “informaré el primero de septiembre”. Surge la incógnita entonces: ¿Informará el titular del ejecutivo federal, o el titular del show mediático de las mañanas?
Esas son las opciones de hoy…