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¡¡¡Plop!!!
Extensión de mandato…
El proyecto reeleccionista está en marcha. Miles de mexicanos hacen un eco, contradictorio a las lecciones de historia de la mañanera y sobre todo, a las lecciones reales de la historia, y pregonan, irresponsablemente, en redes sociales que López Obrador debería quedarse por más tiempo en la presidencia.
El tan llevado y traído mandato constitucional es asunto irrelevante. Muchos tenemos claro. los diputados de Morena los primeros, que el proyecto legislativo cumbre de la autodenominada cuarta, etc etc. es la convocatoria a un Congreso Constituyente que genere una nueva Constitución. La actual sobrevive entubada, en estado de coma.
La premura, la prioridad presidencial es obtener a toda costa la mayoría en la cámara de diputados en favor del partido oficial, del partido del presidente, así sea violentando el principio de mayoría, y erigiendo una sobre representación para Morena. El fin justifica los medios para el líder de este partido, y no me refiero a Mario Delgado por supuesto.
El proyecto obradorista es el de la concentración de poder. El programa piloto es la extensión de mandato por dos años del ministro Zaldívar, al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El viejo lobo de mar, Porfirio Muñoz Ledo ha advertido al país en este sentido y sin duda sabe bien lo que dice. Aunque Porfirio cae en uno de esos garlitos clásicos del sistema político mexicano para hacer como que lo que sucede es una cosa diferente. Se llama simulación, aunque algunos más agudos lo pueden llamar esquizofrenia. Para Muñoz Ledo no sería una reelección de López Obrador sino una extensión de su mandato a dos años más. Para muchos, el pretexto, irracional e incongruente, sería la pandemia que «no le habría permitido gobernar». De ese tamaño es la negación de la realidad del discurso oficial.
El caso Salgado Macedonio ilustra esta voluntad de poder, aunque al presidente las gubernaturas le tienen sin cuidado, incluso puede negociar algunas. Cuanto más algunas presidencias municipales. Su objetivo es el control total del legislativo y eso lo sabemos todos. El proyecto, polarizado de país, está en su fase final. Queda solamente un mes de campaña, mal contado, para atestiguar si México entra en una etapa, mucho más cercana a Porfirio Díaz que a Juárez o a Madero. Las posiciones ya están tomadas y la suerte está echada. Ya no habrá cambios en las tendencias de voto. El país definirá si le otorga al presidente la enorme concentración de poder que él pretende, o si expresa contrapesos. La economía, la política y la sociedad dependen de esta decisión…
Las opciones…
a) Aunque muchos estén persuadidos de que defienden el cambio, combaten la corrupción, evitan el regreso de los privilegios, y/o benefician al pueblo, esto sucede solamente en el discurso. Los miles de mexicanos que pudieran votar en el sentido que quiere, y que impulsa, el presidente, atestiguarán la concentración de poder enorme que pretende el titular del Ejecutivo.
b) Los otros miles de mexicanos que están en contra del proyecto obradorista, podrían reaccionar, si se impone el de la concentración de poder, la extensión de mandato y la reforma o la proclama de un nuevo texto constitucional, sacando capitales del país, emigrando y dejando a México sumido en una crisis de proporciones descomunales.
c) SI el triunfo en las urnas es adverso al presidente, éste desplegaría una cantidad muy considerable de recursos políticos, de poder, y hasta podrían ser militares, con tal de perpetuarse en el poder. El contrapeso político pasa por el Congreso, pero se extiende a muchos ámbitos adicionales de la vida nacional.
d) López Obrador cuenta con un consenso considerable. Si la oposición le frena, la ideología y la propaganda estarían, desde el gobierno y su partido, encaminadas a hacer tropezar todos los intentos legislativos en un Congreso de la Unión que sería un importante frente de batalla de la polarización mexicana.