
Libros de ayer y hoy
Madres en extinción
¿Qué le va a regalar a su mamá? Quizá le lleve unas flores o la invite a comer. Si canta, le entonará las mañanitas. Lo que haga, pero, festéjela, no solo porque es su madre, si no, porque, las progenitoras son una especie en extinción.
Sí, así es. Al menos en nuestra civilización occidental las mujeres que desean tener hijos han disminuido considerablemente.
Como señala el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), basado en los datos generados por la Encuesta Nacional sobre Discriminación, “de 1960 a la fecha, la tasa global de fecundidad ha ido a la baja, pasando de siete hijos promedio a dos”.
Tampoco, vemos en muchas jóvenes el deseo de ser madres. Lo ven casi como un castigo, un peso o una carga. Situación que no están dispuestas a soportar.
Décadas ya, de campañas de reducción de la maternidad o del número de integrantes de una familia han, sin duda, hecho mella en el ánimo de mujeres y sus parejas en el deseo de procrear.
Según una nota de la Gaceta de la UNAM, “Hace unas tres décadas, algunas mujeres que por deseo y convicción no querían ser mamás se hicieron visibles en el mundo anglosajón. Pronto se les conoció popularmente como las mujeres NoMo (abreviatura en inglés de Not Mothers, “No Madres”).
En la actualidad, el número de mujeres NoMo ha aumentado, lo que hace evidente que cada vez más personas del sexo femenino deciden romper el mandato de la maternidad como proyecto único de vida”.
Hace unos cuarenta años había en México, si usted, estimado lectorante, “ya no se cuece a la primera hervida” recordará la campaña de “La familia pequeña vive mejor”. Esa hizo gran influencia en las mentes de los casaderos de aquella época. Sin duda, también hizo efecto en las aspiraciones de los niños. Consciente o inconscientemente formulaban el silogismo: “Si las familias pequeñas viven mejor, y yo quiero vivir mejor, luego, mi familia será pequeña”.
Tampoco la situación económica y social que vivimos, por ejemplo, en México, ayuda mucho a mantener la ilusión de tener hijos. Tanta inseguridad, violencia y pobreza creciente, desanima a cualquiera. “Para qué traigo hijos a sufrir,” dicen muchos.
Pero, no olvidemos, como dirían los clásicos, que “la existencia es una cualidad de la perfección y que es mejor existir que no”. Además, aunque la vida sea difícil, también proporciona gratas recompensas. Y una de ellas, quizá de las más grandes, es tener hijos.
Así es que, los que todavía tienen madre celébrenla con mucho ahínco, pues las mamás, son una especie en extinción.
El autor es docente de filosofía de la UAG.
– ¿De qué escribió hoy profe? –
– De que debemos celebrar a nuestra madre –
– Pobres políticos, ¿qué van a celebrar? –
– ¡¡¡PLOP!!!