¡¡¡PLOP!!!
¿Ineficiencia o imprevisión?
Por todo México, la noticia desde hace varios días es semejante: largas filas de ciudadanos en todo el país para tramitar su credencial para votar: Jalisco, la CDMX, Michoacán, Nuevo León, Sonora, Chihuahua, y un largo etcétera de entidades que presentan el mismo panorama.
Las notas periodísticas dan cuenta de cientos de ciudadanos que, en plena pandemia tienen prácticamente que acampar por varias horas para hacer el trámite de reposición, cambio de domicilio, o suplir la pérdida de su documento. El asunto no es menor, obedece a una pésima decisión de los consejeros del Instituto que ahora, simplemente se lavan las manos y permiten que la sana distancia sea aniquilada por el gran número de personas que esperan por un trámite.
La cantidad de trámites atendidos por el instituto a nivel nacional casi se ha duplicado, de un promedio de cerca de 60 mil diarios, la cifra se ha elevado a más de 100 mil al día. La estrategia de atender con cita, que fue la política de atención al usuario del INE, ha resultado contraproducente. Parece que en esta ocasión la enorme concentración de ciudadanos no podría ser imputable a la falta de responsabilidad ciudadana, a la cultura de «dejar todo para el último». El error de planeación de los consejeros, con una medida de emergencia que busco sanear los módulos, al atender a pocas personas, exclusivamente con cita, ha resultado en un enorme cuello de botella del que es poco probable que el INE pueda salir indemne.
La fecha límite del 10 de febrero para gestionar el documento tiene como aderezo una buena cantidad de ciudadanos que realizan este trámite por primera vez, lo que, sumado a los anteriores, amenazan con dejar fuera de «las elecciones más grandes de la historia» a miles de ciudadanos. A este factor se suma la cerrazón burocrática de los sistemas de identificación para las personas que buscan reponer, u obtener, su credencial. Las actas de nacimiento deben ser originales, los pasaportes vigentes, si la cartilla del servicio militar tiene un error de dedo en la mecanografía, producida, en su momento de expedición, por algún subteniente incompetente, tampoco sirve. Las acotaciones de documentos probatorios hacen complicado, engorroso y lento el trámite. Obligan a los ciudadanos a dar más vueltas de las agendadas, en las escasísimas citas.
Ni hablar del contraproducente riesgo al que los consejeros someten al personal de línea del Instituto, los que les dan la cara a los solicitantes. Esos que, por pretender ser protegidos con las citas, hoy son expuestos ante la incesante demanda y afluencia de personas en los módulos. Además del dineral en campañas de medios para motivar a esas personas que responden al estímulo, pretenden cumplir su deber ciudadano y ante la escases de citas, ahora congestionan en todo el país las aceras aledañas a los módulos del Instituto.
Ante este panorama las opciones de hoy:
a) Los sabios consejeros del Instituto habrán condenado a muchos ciudadanos a quedar fuera de las elecciones. El perjuicio para votantes y partidos va por igual. Las anunciadas elecciones «más grandes de la historia», se verán empequeñecidas por sus decisiones con visión de corto plazo
b) La inoperancia del INE desestimulará a muchas personas, en lo sucesivo, a participar en los procesos electorales, sin importar que estas sean «las elecciones más grandes de la historia», o que sean más pequeñas.
c) Las concentraciones de personas en las largas filas, que duran mucho tiempo antes de deshacerse, habrán dado reversa al espíritu de cuidado a ciudadanos y personal con el que el INE operó los últimos meses. El riesgo de contagio hace contraproducente una medida que, al final, ni protegió de contagios ni eficientizó la entrega de credenciales
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