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Visión Financiera
Música celestial. Cantos de aves. Destello lumínico. Hermosa mujer. El sol detrás. Palabras suaves, voz melódica. Impresión fulminante. Juan Diego azorado.
La sorprendente visión le habla. Palabras dulces, amabilidad insospechada. Nunca lo habían tratado así. “Juan Dieguito, el más pequeño”.
Ella pide le construyan ahí, en ese cerrito del Tepeyac, una capillita. Donde todos puedan venir a encontrar consuelo, a pedirle ayuda.
“Ve con el obispo y dile mi petición”. Nadie le creerá, pero ella le dará las pruebas contundentes de la veracidad del hecho. Pruebas para el siglo XVI, pruebas para el siglo XXI.
Juan diego va en busca del obispo Zumárraga, obvio no le creen. “Volverás”, le dicen. Y así fue. “Llévale estas rosas en prueba”. Juan diego las abraza con su tilma humilde de fibra de maguey.
Va seguro con Zumárraga. Llevaba las evidencias. Le creerán. Reunidos, al soltar las rosas, ven todos azorados el milagro. La tilma humilde, se había convertido en divino lienzo, pintado con manos celestiales. El mensaje para el momento, el mensaje para nuestros tiempos.
La preciosa estampa confirmó la nueva fe en los nativos de la recién llamada América. Los símbolos de la tilma eran comprensibles para ellos. El listón negro, por ejemplo, significaba el embarazo.
La imagen dulce de la Virgen de Guadalupe contrastaba con la fiera y cruel Coatlicue. El amor se había manifestado para traer paz a estas atribuladas tierras.
El mensaje guadalupano, también es para este siglo XXI, ya que el avance científico ha permitido constatar el milagro de la tilma. En las pupilas, por ejemplo, de forma solo perceptible ante el microscopio y, con técnicas digitales de aumento, se pueden ver personas. Mismas que fueron plasmadas en el lienzo en el momento de la aparición. Ahí está Zumárraga, su ayudante, una familia, un ciervo.
Las estrellas de su manto son las constelaciones que había en esa mañana de hace casi 500 años. ¡Qué pintor en esa época hubiera imaginado eso! Los conocimientos astronómicos eran sumamente básicos.
Y así seguiríamos sumando sorprendentes hallazgos en esa pintura celestial, tal como que la imagen flota sobre la tilma. Ésta, que en condiciones normales no duraría ni 20 años, ya lleva casi 500. También, sobrevivió al atentado dinamitero de 1921, todo se rompió alrededor, al lienzo divino, nada le pasó. Ni siquiera el ácido nítrico que le cayó le hizo mella.
Pero, uno de los principales mensajes es que debemos de creer que los milagros existen. Y si éstos son la suspensión de las leyes naturales, solo algo sobrenatural, puede entonces, actuar y, ese, es Dios.
Director del Departamento de Filosofía de la UAG.