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Celebran 9 años del Carril Rosa y van por el Carril Azul
PUERTO VALLARTA, Jal., 20 de noviembre de 2020.- A un año y dos meses de que el Huracán Lorena y la Tormenta Tropical Narda golpearan fuertemente la Costa de Jalisco; en localidades de Tomatlán aún temen que se repita a la historia.
Ejemplo de ello es la localidad de Teocintle, a seis kilómetros al sur de la cabecera municipal, donde a finales del mes de septiembre el Huracán Lorena elevó el nivel del río que cruza la localidad de no más de 300 habitantes. Una semana después, el sábado 29 de septiembre, el río volvió a crecer, pero está vez a dimensiones nunca vistas.
«Es algo que nunca habíamos visto. El río creció y se llevó todo a su paso», relata Gabriel Pérez, uno de los habitantes del lugar.
En esa madrugada, el río no solo rebasó su nivel, sino que llegó hasta el pequeño kiosco de la localidad y en cuestión de minutos lo superó hasta llevarse el puente colgante, autos y derribar viviendas.
Una de las muchas familias afectadas, pero también de las que lo perdieron todo fue la de Víctor Hugo García Santos, quien al crecer el río, el agua comenzó a meterse a su casa al grado que él, su esposa y su hijo, en aquel entonces de apenas 2 años, tuvieron que salir huyendo por la ventana, instantes previos a que la creciente se llevara todo.
«Era la madrugada cuando llegó el agua y todo se llevó, a penas alcanzamos a salir», recuerda Víctor Hugo, al momento que levanta su nueva casa con ayuda del gobierno municipal que les dotó prácticamente de todo para edificarla, pues de un momento a otro lo perdió todo.
Caso similar sucedió con la señora María Domitila Vázquez García, una mujer de la tercera edad que junto a su hijo tuvieron que abandonar su casa instantes previos a que la creciente del río la echara abajo.
«Estuvo feo», recuerda la mujer mientras levanta un fogón donde prepara sus alimentos en lo que será su nueva casa.
«Cuando lo perdí todo, me prestaron un cuartito para vivir. Estuvo muy feo, muy triste. Es algo que no quiero recordar» expresa la mujer.
Así como Víctor Hugo, doña María y Gabriel, Teocintle teme que el río vuelva a crecer y a llevarse todo a su paso como aquella madrugada. «Esperamos que el río ya no vuelva a crecer así y no volver a vivir eso que vivimos», coinciden.