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Visión Financiera
Se equivocan quienes asumen que los triunfos electorales del PRI en Coahuila e Hidalgo significan un voto de castigo en contra de Morena y un repudio a la política del presidente López Obrador. Es una lectura superficial y facilita de este proceso, del que, seguramente, querrán sacar una raja los fanáticos anti AMLO, esos que son de la misma estirpe neuronal que los fans pro AMLO, pero de sentido contrario.
Tampoco es que la vocación demócrata del presidente haya marcado estas elecciones, como su propio discurso pretendió remarcar. El viejo lobo de mar, de colmillo retorcido da una lección a los liderazgos de Morena, severamente enfrentados con el conflicto Porfirio-Mario, y les deja ver a todos que, sin su concurso, el partido de su creación es un barco a la deriva. No es gratuito que Muñoz Ledo haya escandalizado, en su versión habitual, solicitando una reestructuración del partido al que ahora pertenece.
Pero López Obrador sabe lo que hace, su territorio natural es la política. Perder un congreso local que se renueva, aunque haya perdido por blanqueada, en una entidad absolutamente controlada por el cártel de los Moreira, es pecata minuta. La alaraca posterior morenista es únicamente parte del mismo espectáculo. Hidalgo puede significar más, pero sin duda el trabajo previo de Omar Fayad Meneses, gobernador de la entidad, repercutió en la elección, sobre todo si consideramos que, en los municipios más importantes del Estado, Pachuca y Tulancingo, gana el partido de Fayad.
El PRI triunfó en 32 de los 84 municipios de Hidalgo, dejando a Morena como tercera fuerza electoral, y ganó de calle, por carro completo, en los 16 distritos electorales de Coahuila. Sin embargo, esta resurrección del tricolor puede ser tan efímera, como sorpresiva su victoria. En el proceso federal, que es la prioridad de López Obrador, toda la carne se volcará al asador. En las elecciones para gobernador, Morena aventaja, a veces con sobrada amplitud, en las predicciones de casi todas las entidades en disputa, excepto en Nuevo león y Querétaro, con supremacía panista. El cadáver que hoy goza de salud, apenas y despunta en casi todos los procesos, pero es indudable que recibió una dotación de oxígeno suplementario, muy útil, con los resultados de Coahuila e Hidalgo.
Habrá que ver si el PRI se ensoberbece y juega de singlista en estos procesos críticos, o si juega en dobles. Si van solos, apuntalados por estas victorias menores, el presidente López Obrador habrá hecho una jugada genial, al dejar a “manos libres” estos dos procesos y debilitar la posible alianza entre los alicaídos blanquiazules y los envalentonados tricolores. Ah, por cierto, creo que todavía existen otros partidos por allí que podrían hasta ganar votos…
Ante esta situación, las opciones de hoy:
a) Los triunfos electorales del PRI representan un repudio a López Obrador y a Morena, la gente se aglutinó en el “malo por conocido” y castigó a Morena, dividido y carente de liderazgos, con excepción del presidente.
b) López Obrador dio una lección de democracia, sacó las manos del proceso y el pueblo libre y soberano, eligió en Coahuila e Hidalgo
c) López Obrador calculó su jugada con precisión: dejó suelta a su gente para apretar a los liderazgos de Morena y retomar el control, a petición “de las bases”; asimismo provoca una soberbia en el PRI, que podría dividir una posible alianza tricolor con el PAN.
Usted tiene la mejor opción…
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