Visión Financiera/Georgina Howard
Arrogancia
Sigmund Freud elaboró una amplia teoría en torno a los actos fallidos, como vehículo de acceso al inconsciente. Para el maestro vienés, las equivocaciones no eran simples errores, sino una manifestación de alguna idea o emoción, reprimida, que afloraba de manera imperceptible para el emisor, y se manifestaba a manera de una cosa «dicha por otra».
Vistas así las cosas, el mensaje del presidente de la República a la nación, del pasado 1 de septiembre incluyó una de estas equivocaciones, en las que el emisor de la comunicación dice una «costra por osa». Es natural que suceda en una fuente de información tan sobre expuesta como lo es el Primer Magistrado de la Nación. Andrés Manuel, lo hemos ya señalado, gobierna hablando y es tan eficiente como comunicador político que convence a medio México de que parece que hace, cuando en realidad solamente dice. Ese es el arte del discurso, de la retórica, que López Obrador domina como el mejor.
Andrés Manuel tarda mucho en hilar una frase con la siguiente, porque piensa detenidamente cada idea. Lejos está de la desconexión endémica entre neuronas y lengua que acusaba su predecesor en la silla presidencial. Sin embargo, es inevitable que al mejor cazador se le vaya la liebre. Quien escribe ha capturado al menos dos gazapos en el discurso presidencial que llaman la atención de los psicoanalistas freudianos, pero el que merece reflectores es el del mensaje presidencial del 1 de septiembre.
Arrogancia, es definida como «un sentimiento de superioridad que desarrolla un individuo en relación con los otros, basado en la falsa creencia de que merece mayores privilegios o concesiones que el resto. En el momento en el que López Obrador trataba de justificar que el poder ejecutivo ya no es «el poder de los poderes», y para el efecto puso como ejemplo las ausencias en el evento del Fiscal General de la República y del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación, les disparó: «tienen la arrogancia de sentirse libres».
Es decir, en delicada psicolingüística, el emisor consideró, inconscientemente, como un acto de soberbia, como una acción de falsa superioridad, como un privilegio o una concesión inmerecida, el hecho de que los dos funcionarios no asistieran a su evento. En lugar de brotar la humildad del estadista, asomó peligrosamente el narcisismo herido del político ávido de reconocimiento. Un rasgo complejo del ego en un Jefe de Estado y de Gobierno.
En el tenor del estilo personal de gobernar, la frase bien pudiera indicar que los no arrogantes, los no privilegiados, esos no son libres. Quienes son sus subordinados, no tienen altivez o sentimiento de falsos privilegios. Ellos deben estar allí cada vez que la campana del pastor reúna a sus ovejas. Cada vez que su líder requiera su presencia, su aplauso, su validación, su colaboración incondicional.
Ya lo asentaba claramente también el Jefe del Ejecutivo en una mañanera reciente. Él no delega. Quien no delega concentra. Quien concentra manda y a quien manda, al mandatario, se le puede escapar un acto fallido que deje ver que él aprecia como excedidos en concesiones a quienes se atreven a ser responsables o a ser libres, esos que no simplemente se dedican a acatar y a obedecer.
Frente a este panorama cabe presentar las siguientes opciones:
a) El presidente López Obrador es el que manda, y hace bien en llamar «arrogantes» a quienes se atreven a desairar una invitación a un evento que él preside.
b) Freud era precursor elitista de las mafias conservadoras del poder. No en balde preconizó el malestar de la cultura, como medio de imposición del superyo moralista sobre el ello libidinal y lúdico.
c) Freud y algunos de sus discípulos como Fromm, plantearon correctamente la teoría del narcisismo en la personalidad. El caso del Primer mandatario mexicano podría tipificar el perfil de este rasgo de personalidad.
d) En México gozamos ya de libertades y todo ha cambiado, hasta el derecho de los funcionarios para atender una invitación como el mensaje, que no informe, presidencial, y el del aludido para señalar su ausencia.
Usted tiene la mejor…