Conmemora IMSS Día de Muertos con su concurso de altares y ofrendas
GUADALAJARA, Jal., 19 de agosto de 2020.- A pesar de que se encuentran cerradas por la pandemia del coronavirus, las bibliotecas del mundo no han parado de trabajar, por lo que este periodo de aislamiento ha sido la mejor oportunidad de renovarse, diversificar sus servicios, para continuar ofreciendo la atención a sus usuarios a distancia, así como emprender acciones comunitarias.
Fue en el webinar “Las bibliotecas: los refugios de la pandemia”, organizado por la Universidad de Guadalajara y Jalisco a Futuro, en el que participaron especialistas de distintas latitudes de Iberoamérica, bajo la moderación de la analista y periodista Ivabelle Arroyo.
En el encuentro virtual, el profesor de la Universidad Tecnológica Metropolitana de Chile, y San José State University de California, Estados Unidos, doctor Gonzalo Oyarzún, enunció una serie de ejemplos de bibliotecas que han emprendido nuevos retos.
“En Rumania las bibliotecas han abierto espacios al aire libre para que los niños hagan ejercicios; en otras han hecho implementos para los médicos. Hay una en Inglaterra que se encargó de hablar por teléfono con cada uno de sus usuarios para estar en contacto, sobre todo con los adultos mayores”, contó Oyarzún.
“En Kenia una biblioteca empezó a trabajar para que la gente tuviera empleo en estas condiciones, dado que la pandemia lo único que ha hecho es asentar el hambre. En Zambia las bibliotecas enseñan a los niños, mediante cantos, a cómo toser y cuidar su salud”, señaló.
Oyarzún dijo que en Argentina hay una biblioteca que ha prestado libros a partir de llevarlos a las casas de personas en cuarentena, mientras que en la Biblioteca Pública Digital de Chile se han prestado más libros que nunca, “en medio año ha abatido todos los récords”.
“Un destape ha sido la Biblioteca Nacional de Perú, que en muy pocos meses ha alcanzado más de 10 millones de usuarios sólo a través de plataformas digitales, con programas de lunes a domingo”, relató.
El académico chileno aseguró que la pandemia motivó a que estos espacios culturales y educativos se hayan acercado a la gente como nunca antes.
“Hemos generado un nexo y las bibliotecas hoy son refugios más amplios, cariñosos, afectivos y cercanos a las personas”, concluyó.
La Presidenta de la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía y Museística, doctora Alicia Sellés Carot, expresó que la vocación de dichos espacios es mantener vigencia en lo virtual y en lo presencial.
“El reto de los servicios está más en la integración de las bibliotecas universitarias, los servicios se han replanteado. Sobre cómo será la educación, se ha incluido un gran grado de digitalización y autonomía del estudiante, que requiere habilidades informáticas, mismas que la bibliotecas están proporcionando”, dijo.
Indicó que en España se ha abierto el debate del teletrabajo, debido a un alto grado de automatización de los procesos, por lo que también se modificará el perfil del bibliotecario, que ahora deberá de ser “más un orientador y mediador, quien trabajará más con los investigadores y departamentos”.
El Director del Sistema Universitario de Bibliotecas de la UdeG, doctor Sergio López Ruelas, externó que aunque en México más de mil 500 millones de estudiantes de todos los niveles dejaron de asistir a las escuelas, las bibliotecas han seguido trabajando desde sus espacios virtuales.
“En el país existen 14 mil 778 bibliotecas; de las cuales, 7 mil 848 son públicas y 6 mil 930 académicas, de investigación y de otro tipo. En 2019, 75 millones de servicios fueron otorgados a través de éstas. Por ello es importante que las universidades sigan apostando por sus bibliotecas; una institución de educación superior que se respete debe ver por sus bibliotecas y su gente”, subrayó López Ruelas.
Indicó que, además, estos recintos que son “altamente democráticos” también resguardan la memoria patrimonial y archivística, pues dentro de ellas se encuentra la historia escrita de siglos atrás.
Destacó que las actividades presenciales de las bibliotecas de la UdeG abrirán de forma gradual, a partir de lo que dispongan las autoridades.
“No hemos dejado de trabajar, y los préstamos que se hicieron antes de la cuarentena ya están en los procesos de sanitización. Sí estamos seguros de que la biblioteca va a reducir la presencia física de usuarios”, expresó.
El doctor Jonathan Hernández Pérez, investigador de la UNAM, externó que un problema que aqueja a la sociedad es la desinformación, situación que también viven las bibliotecas académicas.
Comentó que la falta de confianza por parte de la sociedad hacia gobiernos o medios de comunicación también repercute en el acercamiento a las bibliotecas académicas, donde se podría obtener información veraz y oportuna.
“Las bibliotecas académicas, al depender de institutos y universidades, deben reforzar los programas en el uso de la información, se deben adaptar a la luz de las exigencias de estos tiempos”, dijo.
Refirió que la UdeG hace trabajo apoyando desde sus bibliotecas en temas como la educación de adultos mayores o personas con discapacidad; por lo que es un ejemplo de proyectos de extensión hacia la comunidad.
La Directora de la Biblioteca Daniel Cosío Villegas, de El Colegio de México, doctora Micaela Chávez Villa, señaló que existen problemas que aún no han encontrado una solución, como es el hecho de que en la nueva normalidad las bibliotecas trabajarán con menos personal.
“Algunos de los que forman parte de nuestro personal pertenecen a una comunidad de riesgo. También se reducirán espacios ya de por sí reducidos. Hemos puesto por delante que los espacios sean seguros, y que el personal pueda salvaguardarse. Aún es un ambiente incierto”, declaró.
Todo eso, añadió, involucra un presupuesto que no se tenía contemplado y que difícilmente se podrá tener de forma suficiente.
“De un modo u otro hemos ofrecido los servicios de consulta, préstamos y cursos de investigación documental a través de redes sociales y eventos, así como las herramientas que utilizamos”, recordó.
Dijo que 40 por ciento de los servicios de dicha biblioteca se han visto afectados por el cierre de este recinto, que posee un acervo de 600 mil libros de ciencias sociales y humanidades, la más grande en su tipo en Latinoamérica.
“Que se piense que lo digital es un formato más y que desarrollar la colección tiene que responder a las necesidades de las comunidades; (el almacenamiento digital) también tiene un costo”.
Recalcó que el reto es crear un plan acorde con los lineamientos sanitarios para volver a abrir las puertas de los espacios físicos de las bibliotecas.