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PUERTO VALLARTA, Jal., 20 de junio de 2020.- Adrián Hernández Santana, padre de dos hijas, una de 5 y una de 12, casado durante 13 años con María Gabriela Sánchez Padilla, es un joven padre que día a día arriesga su vida por salvar la de otras personas.
Desde hace 10 años se incorporó al cuerpo de Protección Civil y Bomberos de Puerto Vallarta de donde hace 5 años logró el grado de paramédico.
Adrián, nos relata cómo fue impulsado a ser paramédico, todo ello gracias al ejemplo de su familia que forman parte del cuerpo de bomberos vallartense.
“Siempre me gustó, ingresé como voluntario, luego me incorporé a una brigada forestal hasta que salió una oportunidad aquí en Protección Civil y logré cursar la carrera de paramédico”, relata Adrián acerca de su formación profesional.
A los 20 años, poco antes de incursionar como voluntario de Protección Civil y Bomberos, Adrián ya se había convertido en padre de su primera hija, hecho que lo impulsó a superarse.
Todas las mañanas alrededor de las 5:00 horas, Adrián se despierta para prepararse para una jornada de 24 horas en la que da su vida por la vida de los demás.
“Antes de salir, me despido de mi esposa y mis hijas que aún están dormidas y me dirijo a mi subestación, recibo mi unidad y me preparo para una jornada más”, relata Adrián al señalar que, con la presencia de la pandemia del coronavirus, su actividad como paramédico cambió radicalmente.
Si bien las medidas de salubridad estaban presentes, ahora se han extremado, primero por protección de los pacientes y segundo por protección personal y de su familia.
“Nos cambió, la pandemia nos cambió. Desde nuestra forma de pensar, nuestros hábitos”, explica Adrián al describir que todos los días que sale, ahí mismo en la estación de Protección Civil y Bomberos se asea, se quita la ropa y la coloca en una bolsa de plástico para regresar a casa donde le espera su familia, pero la rutina de limpieza se vuelve a repetir: se cambia de ropa se vuelve a bañar para poder tener contacto con sus seres queridos.
Sin embargo, no todo siempre fue así, desde que comenzó la pandemia Adrián pensó en la salud de sus hijas y su esposa, por lo que tomó la difícil decisión de que sus pequeñas se fueran a vivir con sus suegros para evitar ponerlas en riesgo.
“Se me hacía que no era muy seguro lo que yo estaba haciendo. Llegaba a mi casa y tenía que aislarme de mi familia, estaba en otro cuarto cuando me tocaba atender a un paciente quedaba sospechoso al Covid 19 o que daba positivo. Tenía que tomar mis medidas, porque no solamente se contamina uno, sino que puede contaminar y poner en riesgo a su familia”, reflexiona.
Este riesgo cotidiano le ha dejado a Adrián el valorar aún mucho más a su familia, así como un hábito que poco tenemos los mexicanos qué es la prevención, misma que ha inculcado a sus hijas.
Debido a que su esposa también trabaja durante su jornada de descanso Adrián apoya en las labores de hogar. “Llego, me meto a bañar, les preparó el desayuno y les ayudó a hacer sus tareas y trata de descansar un poco, aunque no me dejan (risas) son muy hiperactivas”, añade.
Luego de una ardua jornada, llena de presión, estrés y temor de ser contagiado, la fortaleza para seguir adelante -asegura Adrián-son su esposa y sus hijas. “Ellas son el motor que nos hace estar acá”, asegura.
Adrián espera que con el paso del tiempo los casos de coronavirus vayan disminuyendo que la pandemia vaya cediendo, pero para ello se requiere de la prevención. “Tenemos que cuidarnos porque cuidándonos nosotros cuidamos a nuestra familia. Y más nosotros que andamos en el ámbito de las ambulancias”.
Este domingo 21 de junio Adrián festejará en familia toda vez que le tocó descanso y espero estar con sus hijas convivir con ellas en sana distancia y en espera de que la pandemia disminuya y logré recobrar la normalidad.